Sala interior del Círculo Llameante (Abysia)
Alrededor de una mesa de obsidiana, un círculo de togas escarlatas debaten sobre el destino de Abysia. Se ha decidido que la nación marche a la guerra. Sus huestes abandonan los acuartelamientos, apoyados en los magos salamandra, acólitos del Camino de la Llama, sacerdotes de Ruax y portadores de la historia del pueblo Abysiano.
De repente, la gran puerta de entrada se abre con estrepito. Un fuerte viento agita las llamas que cubren la estancia, casi apagándolas, dejando un presagio funesto en las mentes de los sacerdotes asistentes. Una figura oscura, con un gran libro en las manos, avanza rodeado por sombras.
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¡Malphas! - grita la figura escarlata a la cabeza de la gran mesa -
¿Cómo te atreves a pisar este suelo sagrado, tú, maldito engendro? -
Con un gesto de la mano, lanza multiples proyectiles igneos, que explotan de manera brutal alrededor de la entrada de la sala. Por un momento, el humo y los escombros ocultan la escena, tras la cual, la figura oscura aparece rodeada de un círculo de magma, sin un rasguño, y con una sonrisa esbozada en su rostro.
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Me alegro de volver a verte, Abaddon, sacerdote supremo de Ruax - dice con voz susurrante -
Estoy aquí por el bien de la propia Abysia, y para asegurar su futuro -
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¿Futuro? - responde otra de las togas escarlatas -
¿El de engendros como tú, que abandonan el Camino de la Llama? ¿Que abandonan el legado de nuestros padres? -
Un sonido quejumbroso se eleva de la figura oscura, que finalmente se transforma en carcajadas abiertas -
¿El legado? Qué sabeis vosotros de eso, que os abrazais a un pasado glorificado. Sé de vuestros planes, de los pactos desastrosos que habeis firmado y de cómo habeis sido engañados por naciones extranjeras - y mientras alza la capucha, dejando ver llamas en lugar de ojos, recalca -
Engañados, o sobornados.
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¿Nos acusas de traidores? - dice con voz mesurada el sacerdote supremo -
¡Guardias! Haced pedazos a este hereje -
De las paredes surgen los Burning One, los guerreros sagrados de Abysia, inmensos, titanes de otra época que obedecen de forma ciega a los sacerdotes. Su paso agita la tierra, marcando con fuego y lava allí donde pisan. Y ante esto, Malphas solo agita la cabeza, casi con pesar.
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Pensaba que podía razonar con vosotros. Porque repito, mi llegada no es la muestra de la traición, sino de una nueva esperanza, de un cambio, de la transformación del reino de Abysia.... No me dejais opción -
Alza el libro sobre su cabeza, entonando canticos extraños, y un círculo de luz carmesí rodea a la figura. El cántico aumenta su cadencia, con palabras extrañas que resuenan en las cabezas de los asistentes. La escena parece paralizarse, el mundo se detiene. Y de repente, de la espalda de cada Burning One, una sombra se alza, Una sombra con garras, dientes, y hambre, que se lanza sobre las cabezas de los guerreros sagrados y los destrozan en segundos.
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Ojalá Abaddon me hubieras escuchado. Quizás en otra vida. Adios, padre.-