El destino de los Heftalitas | AAR Attila Total WAR

Para poder leer y disfrutar de todos esos AARs magníficos que hacen los foreros.

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KhanMaytok
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El destino de los Heftalitas | AAR Attila Total WAR

Mensaje por KhanMaytok »

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Hola a todos, quiero presentar un AAR con la facción de los Heftalitas de Attila, Total War.

Estoy abierto a sugerencias durante la campaña. De hecho, podemos hacer encuestas de decisiones que afecten el contenido del juego.

Quisiera seguir algunas reglas sencillas, que pueden cambiar.

1. Los asedios se resuelven automáticamente. No hay nada más aburrido (y es una opinión personal) que las batallas que culminan un asedio.
2. Las batallas campales se pelean obligatoriamente.
3. Se dará caza a los hunos obligatoriamente.
4. Las ciudades principales (Roma, Constantinopla, y la de los sasánidas) se podrán saquear, pero jamás arrasar.
5. Se seguirán en todo momento los objetivos dictados por el consejo (Los objetivos generales de cinco fases)
6. habrán doce turnos por año (intenté modificarlos a seis, pero por alguna razón siempre todo quedaba en primavera).
7. Se usará la modificación de Radious.

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Que la historia comience

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KhanMaytok
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Re: El destino de los Heftalitas | AAR Attila Total WAR

Mensaje por KhanMaytok »

Capítulo I - El destierro.

Han pasado 1148 años desde que Roma, poderosa entre las ciudades y gobernante de las naciones, fuera fundada. El imperio, otrora poderoso y fuerte como el hierro, se encuentra escindido en dos partes. La occidental pertenece a Honorio, asesorado por el general de origen bárbaro, el vándalo Estilicón, la parte oriental, con la cosmopolita Constantinopla como capital, por Arcadio, ambos, hijos de Teodosio. Son muchas las amenazas que pesan sobre los herederos de la loba: los bárbaros presionando en las fronteras y la decadencia interna comienzan a hacer mella en un imperio que parece temblar en sus cimientos.

Muy lejos de allí, a miles de millas, hacia el este, en las praderas del Asia, unos recién llegados aparecen para cambiar el equilibrio de poder. Allí, en la frontera norte de los vasallos del floreciente imperio sasánida, tres tribus nómadas han hecho su aparición. Aquellos quienes los han visto cuentan cosas increíbles sobre ellos: que viven sobre los lomos de sus caballos, sobre los que se desplazan, guerrean y se alimentan. Que sus flechas cubren el cielo y aciertan siempre a su objetivo sin importar lo lejos que se encuentre. Otros dicen que son demonios, vomitados directo del infierno, nacidos para traer la desgracia a la tierra por sus pecados.

La verdad es muy distinta.

Las tribus de los caballos, los hunos blancos, llamados así por ser los más "civilizados" de los suyos, habían sostenido una guerra interna y tres de sus tribus se habían escindido y marchado al oeste. Mandados por Khingila, mientras el pueblo principal combatía al imperio Gupta, ellos marcharon para buscar nuevos pastos y tierras en los cuales pudiesen conseguir riquezas.

No iba a ser fácil. Marcharon hacia el ocaso del sol día y noche hasta llegar a las tierras al este del mar Caspio. Estas se hallaban ocupadas por naciones sometidas al dominio sasánida: los partos y los afrígidas, tribus guerreras poderosas quienes se pusieron alerta ante los recién llegados. Conocían ya la fama de los hunos, saqueadores y asesinos, propensos a devastar cualquier pueblo que se le pusiera enfrente en busca de botín.

Las tres tribus se dispersaron, lo bastante para estar cerca una de la otra y también para no estorbarse mutuamente. La tribu del sur, mandada por Toramana, comenzó su labor de destrucción. Los pueblos en su camino fueron pasados a cuchillo y la ciudad de Merv, la principal de la región, totalmente desprovista de un ejército, fue asaltada y saqueada por completo.

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