A Stephen King se le conoce como escritor de terror, aunque a él no le gusta esa etiqueta. Y lo cierto es que, aunque tenga fama de ser escribir “tochos” de mucho cuidado y de que últimamente se le va mucho la olla, de vez en cuando sorprende a propios y a extraños.
En 1987 sorprendió escribiendo un libro sobre magos, princesas, reyes y príncipes, al más puro estilo ”érase una vez…” como si de un cuento se tratara, pero con un toque especial, con personalidad propia. Los ojos del dragón es una joya de Stephen King, una especia de "bicho raro" dentro de su gran abanico de libros y cuentos de terror, un libro donde el terror no está presente pero sí las intrigas, la magia, los dragones y muchas cosas más. En la época en que se hizo famoso con libros míticos de terror como It o Misery, Los ojos del dragón se convirtió, bajo mi punto de vista, en el mejor libro de Stephen King. De hecho cuando pienso en Stephen King pienso en Los ojos del dragón y cuando alguna vez hemos hablado, entre amigos, de él, siempre ha salido este libro como referente, un libro de culto.
Dos son los problemas con los que se encuentra un lector que coge el libro por primera vez y no se decide a comprarlo:
1) Creen que será un “cuento de hadas” terrorífico. Claro, es un escritor de terror, ¿no?
2) ¿Un cuento de príncipes y princesas? No gracias, tengo treinta y pico de años y ya voy sobrado de tonterías para críos.
Craso error. Lo cierto es que si todo va como tiene que ir, el lector quedará atrapado nada más leer la primera página. Stephen King empieza por el final y no oculta nada al lector, así que éste, sorprendido, se pregunta qué tiene de gracioso empezar contando todos los detalles relevantes en las primeras páginas…
El libro narra una historia de príncipes que han de heredar un reino, pero los 2 hermanos son como el sol y la luna; tenemos a una reina bondadosa, un rey sabio e inteligente; y claro, tenemos a uno de los malos más malos de la historia: el mago Flagg. Si al final del libro este personaje no os gusta, no os gustará ningún “malo”. Flagg es uno de esos personajes que se quedan en la memoria grabados con fuego. Menudo cabronazo el Flagg.
Podría contaros más detalles, pero lo cierto es que sería estropear la historia. En la memoria queda la escena de “los ojos del dragón” (que da título al libro, muy acertado) y una de las fugas más memorables de la historia de las fugas carcelarias.
Ahí queda eso.
