Campaña para CMBN: Dunkerque 1944

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Patxi
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Re: Campaña para CMBN: Dunkerque 1944

Mensaje por Patxi »

Duke escribió: 25 Jun 2022, 19:48 Esa gran campaña organizada por nuestro amigo Patxi! Cuando quieras estamos a punto para volver a la accion :Ok:
Vayan recogiendo el equipo. Salen para el frente en breve. Según me ha comentado el comandante en jefe, la situación es tan apurada que incluso la realeza ha venido a echarnos un cable manejando uno de los camiones que nos llevabaran al frente.

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Re: Campaña para CMBN: Dunkerque 1944

Mensaje por Patxi »

La punta de lanza alemana, encabezada por Kris "JLNavarro" Kristofferson intenta romper el frente volviendo a combatir en Roucamps. Según parece el convoy que han formado no se está deteniendo ante ninguno de los controles de carretera que han colocado a lo largo de su linea de avance, atravesando las barricadas enemigas como cuchillo en mantequilla. Esperemos que Yoye y sus muchachos consigan detener su loca carrera hacia las playas.

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Yoye101
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Re: Campaña para CMBN: Dunkerque 1944

Mensaje por Yoye101 »

Consegui mantenernos vivos aquella noche atrapados entre fuerzas alemanas y artilleria... Esta vez los frenaremos en seco! Ningun boche volvera a bañarse en las playas de Normandia por muy rapido que intente avanzar!
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Re: Campaña para CMBN: Dunkerque 1944

Mensaje por Patxi »

Dos días aguantando los embites de los alemanes en su intento de alcanzar el embarcadero desde donde están reembarcando las tropas norteamericanas que desembarcaron en Utah. El ritmo de embarque es muy deficitario y apenas están consiguiendo evacuar al ritmo deseado. Los alemanes están consiguiendo sus objetivos. Destruir metodicamente las fuerzas que defienden el anillo que protege el puerto. El ritmo es de 2 a 1. Un soldado evacuado por cada dos que caen en el frente. Terrible ratio.
El Alto Mando espera que conforme pase el tiempo la agilidad aumente y se consiga aumentar el ritmo de buques que consigan invertir esos números.
La moral entre la tropa que aguanta las posiciones es alta ¿Cuánto tiempo podrán aguantar? La invasión de Europa pende, nuevamente, de un hilo.

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Re: Campaña para CMBN: Dunkerque 1944

Mensaje por Patxi »

Ya tenemos nueva batalla creada y mandada a los participantes. La situación operacional es tal y como se muestra en la siguiente imagen:

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Lo que dará lugar a una batalla de fuerzas bastante parejas. El resultado de la misma vendrá dada por el número de bajas que consigan inflingir a los defensores, la toma de diferentes zonas y la eliminación de algunos hombres clave en los ejércitos enemigos.

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Re: Campaña para CMBN: Dunkerque 1944

Mensaje por Patxi »

La mañana se había presentado lluviosa, como era bastante habitual en aquella zona de la Normandía. Von Patoso había sido convocado a primera hora de la mañana en un pequeño y coqueto chateau para la celebración de un consejo previo a la batalla. El chateau parecía haber salido indemne de los estragos de la guerra. Construido en estilo barroco, estaba formado por una estructura central de la que salían dos alas, formando una especie de “u”. Era el lugar que el comandante Biden había escogido como base de operaciones y el patio hervía de actividad de todo tipo de vehículos y soldados que entraban y salían apresuradamente. Von Patoso se acercó sin prisas al chateau: llegaba con tiempo de sobra para la reunión y los meses de guerra le habían dado una perspectiva diferente con respecto a este tipo de reuniones. Normalmente se hablaba mucho, se planificaban muchas cosas, pero a la hora de la verdad las batallas se decidían por los pequeños detalles que afectaban sobre el terreno: la decisión de un suboficial, el rebote de una bala que mataba a un compañero, un disparo afortunado que atravesaba el blindaje de un tanque… Cosas que no se podían prever en estas reuniones. Pero bueno, así conocería al coronel Biden, que había sustituido a Trump como responsable de este sector del frente. Las protestas de Trump habían sido muchas y ruidosas, pero el Alto Mando no las escuchó para nada. Ahora era Biden el que estaba al mando, dijera lo que dijera Trump.

Von Patoso se limpió cuidadosamente las botas llenas de barro en el felpudo que estaba en la entrada principal. Una vez dentro se maravilló del lujo de la estancia, amueblada con todo tipo de sofás, aparadores, divanes, estanterías y todo tipo de muebles hechos de buena madera y tapizados con sedas. El lujo de la estancia se mezclaba con la monótona eficacia militar y los burdos uniformes de lana de la tropa. Era una curiosa mezcla entre el lujo y la sobriedad; entre las comodidades de la vida civil (de la gente acomodada, por supuesto) y las necesidades y urgencias de la vida militar.

Preguntó por la reunión con el coronel Biden y un asistente le indicó unas escaleras por las que tenía que subir al segundo piso, donde se celebraría la reunión, concretamente en la sala dorada, le dijo. Las escaleras estaban talladas en mármol, con tres tramos de escalones con amplios descansillos entre cada tramo. Había tapices que colgaban de las paredes reflejando lo que von Patoso supuso que serían batallas importantes de la historia de Francia, de la cual no tenía la más mínima idea, como del resto de la historia de Europa. Su mano se deslizaba por el pasamanos de la escalera, también tallado en mármol y tan perfectamente pulido que era como acariciar el culo de un bebé.

En el segundo piso el lujo seguía reflejándose en cada estancia y en cada pasillo. En cualquier rincón uno se podía maravillar con una pequeña figura de cerámica o con un cuadro de bodegones o paisajes. Finalmente llegó a una imponente puerta doble, hecha de madera maciza y tallada con cuarterones, que daba acceso a la sala dorada. Entró, pero aún no había nadie en la habitación. Había llegado demasiado temprano. Rápidamente supo por qué la llamaban la sala dorada. Estaba toda ella adornada con un bello papel pintado en tonos dorados, donde se representaban distintas formas geométricas. Los muebles que se encontraban en su interior, también hechos en buena madera, estaban tapizados con delicadas sedas doradas. Para su gusto todo demasiado dorado y recargado, pero, indudablemente, todo muy caro. Se sentó en una de las sillas que estaban alrededor de una larga mesa de caoba que ocupaba el centro de la estancia. Encendió un cigarrillo y se acomodó para esperar al resto de participantes. Según tenía entendido iban a asistir a la reunión el coronel Biden, y los tenientes Yoye y Dosnueces, aparte de él mismo. No tuvo que esperar mucho tiempo.

Las puertas dobles se abrieron y entró el coronel Biden. Se trataba de una persona mayor, muy mayor, demasiado mayor para ser tan solo un coronel. Con esa edad y con la progresión habitual en el escalafón militar, ya debería tener al menos el rango de general. Pero era tan solo un coronel. Eso le creó a von Patoso una involuntaria sensación de rechazo: tanto tiempo en la carrera militar y tan poca progresión en la misma seguramente se debería a algo. A pesar de su avanzada edad, parecía mantenerse en buena forma física, aunque al acercarse tropezó con el borde de la pesada alfombra que se extendía bajo la mesa, estando a punto de caer. Pero no cayó y se sentó en la silla que estaba a la cabecera de la mesa. Le dirigió a von Patoso una cálida sonrisa.

-Teniente von Patoso, es un placer conocerle. Me han hablado mucho de usted.
-Supongo que no le habrán hablado muy bien de mí, ¿no?
-Bueno, ha habido de todo un poco. Hay opiniones enfrentadas con respecto a su desempeño en la batalla, pero en general todos están de acuerdo en que pone su mejor voluntad, aunque luego la suerte no le acompañe. Y todos me han dicho que tiene mucha suerte a la hora de esquivar las balas enemigas, dijo Biden sonriendo nuevamente.
-Si. Creo que es innegable que en ese sentido es difícil que alguien me supere: fui herido el día D, luego destruyeron el Stuart en el que combatía y finalmente me cayó en la cabeza la pieza de un avión que sobrevolaba sobre nosotros. Y aquí sigo.
-Tengo que decirle que hemos decidido intentar recuperar una unidad paracaidista. Lógicamente no se van a lanzar ustedes en paracaídas detrás de las líneas enemigas, pero sí que hemos pensado que sería bueno reconstruir una unidad de élite que de moral a nuestras tropas. Y hemos pensado en usted para dirigirla.
-Sería un honor para mí, coronel.
-De momento será tan solo [censurado] , pero seguro que usted podrá sacarles todo el jugo posible.
-Delo por hecho, señor.
-Tenemos que esperar a los tenientes Yoye y Dosnueces, pero ya le voy avanzando que parece que los alemanes están avanzando en fuerza contra el pequeño pueblo de Roucamps. Seguramente buscan embolsar nuestras tropas que están en los bosques al sur del pueblo, por lo que no podemos permitir que alcancen su objetivo.
-Por supuesto que no, señor.
-He decidido ponerle al mando, ya que es el teniente con más experiencia. Así que vayamos pensando un plan de batalla para cuando lleguen Yoye y Dosnueces.

Los dos hombres se inclinaron sobre el mapa que representaba al pueblecillo de Roucamps, donde estaban marcadas las previsibles líneas de avance del enemigo…
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Re: Campaña para CMBN: Dunkerque 1944

Mensaje por Patxi »

El sonido de los pisotones sobreponiendose unos a otros por las escaleras indicaba que alguien llegaba tarde. Esta vez era Yoye, y le fastidiaba llegar con el minutero corriendo más allá de la hora fijada. Pensaba que al reunión era en el antiguo cuartel general y resulta que era en ese estúpido casoplón barroco al que los lugareños llamaban "chateau" ¡Por el amor de Dios, si toda aquella región estaba llena de chateaux de esos!
Después de muchas idas y venidas, preguntar por aquí y por allá y ziscarse mil veces en las ocurrencias de Biden, su jeep entró derrapando sobre la gravilla del coqueto palacio.

Respirando hondo antes de abrir la puerta para recuperar el aliento, se dispuso a entrar en la reunión:

-Con el permiso de usia mi Coronel, perdone pero el tanque del traidor nos estaba dando problemas, y ayudando a los mecánicos a ponerlo a punto, se me fue el santo al cielo -mintió para no quedar en ridículo con la excusa real, aunque era una verdad a medias.
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Re: Campaña para CMBN: Dunkerque 1944

Mensaje por Patxi »

Un ordenanza abrió una de las puertas laterales de la sala dorada. Vetía pulcramente. Puños y botas relucientes. Lucky original prendido en la oreja. Pelo engominado, a lo Carl Gable. Se notaba que a pesar de estar el frente derrumbándose, aquí y allá, ciertos lujos todavía seguían llegando desde el otro lado del Canal.
Portaba una pequeña bandeja de plata, sin más adornos que las filigranas y motivos vegetales que adornaban los asideros y el reborde. Se acercó ceremonioso al coronel y apoyando la bandeja en una pequeña mesa auxiliar, fue depositando las cuatro pequeñas tazas de café que portaba en ellas, junto con dos pequeñas jarras humeantes.
-Café, caballeros.... -ofreció Biden mientras el ordenanza le alargaba una de las tazas.
El ordenanza fue acercando a la mesa los dos vasos, junto con sus platillos y una delicada cuchara.
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-No tenemos azúcar. Lo siento -se disculpó el ordenanza ante la extrañeza de aquellos oficiales. Parecia que la guerra no se estaba librando a pocas decenas de kilómetros de allí. Una sensación extraña de irrealidad.
Biden miró la última taza y echó una ojeada de soslayo al reloj de bronce dorado que se encontraba en la repisa de la chimenea en un gesto que no pasó desapercibido a los dos oficiales. Carraspeó e inició la exposición sobre el mapa.

-Creo que ya saben que el coronel Trump tuvo un pequeño altercado en el Cuartel General por intentar pedir de malas formas más tropas bajo su mando. El asalto del cuartel con sus pretorianos disfrazados de tramperos y esgrimiendo armas fue algo vergonzoso que no pienso volver a repertir, así que habrá que aguantarse con lo que nos den.  
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Biden endureció sus palabras pero la imagen de hombre adorablemente envejecido restó contundencia al mensaje. Estuvo unos segundos mirando la puerta, dubitativo, como si hubiese perdido el hilo. Tras unos instantes, prosiguió:
-Me han asegurado que las tropas asignadas son más que suficientes para defender Roucamps y completar los objetivos asignados. Les debo recordar -levantó la vista del mapa, mirando a los dos tenientes-, que tenemos la ventaja del terreno. No somos nosotros los que debemos desgastarnos atacando -y volvió a sonreir de forma adorable mostrando una blanca y reluciente dentadura.
El coronel se mantuvo otro instante mirando el infinito, momento en el que Yoye rumió la idea de si aquellos dientes eran postizos o tenía algún hijo, o nieto debido a la edad, dentista.
Las nuevas palabras del comandante sacaron a Yoye de sus pensamientos:
-He asignado las tropas de la siguiente forma. Von Patoso manejará la infanteria. Tropa escogida. La creme de la creme. [CENSURADO] valen su peso en oro. Teniente Yoye, usted manejará [CENSURADO]. Y el teniente Dosnu, si todavía sigue con vida, las armas de apoyo. Dicho así, en resumido porque una vez vayan a Roucamps verán que he asignado un par de [CENSURADO] a Yoye, por ejemplo, para que ayuden a los blindados. El jefe del operativo será Von Patoso -dijo inclinándose hacia él. A continuación, añadió:
-Si no le gusta la forma en que he dispuesto a las tropas, puede decírmelo con franqueza.... -y una nueva sonrisa, franca, adorable, encantandora, se volvió a dibujar en su cara. Demasiado cautivadora.
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Re: Campaña para CMBN: Dunkerque 1944

Mensaje por Patxi »

El teniente Yoye llegó con 10 minutos de retraso. Aparentemente, el desertor Duke había saboteado el Stuart antes de pasarse a los alemanes y Yoye había tenido que dedicar mucho trabajo y esfuerzo en la puesta a punto del tanque para la inminente batalla. Ninguno dijo nada, pero seguramente el pensamiento de los tres estaba lleno de resentimiento hacia el sucio traidor que se había pasado al enemigo. Es cierto que las cosas no iban bien para la invasión de Europa planificada durante tanto tiempo, pero la moral de la tropa se mantenía sorprendentemente alta y el hecho de que un oficial se pasase al enemigo había sido un golpe duro.

La reunión continuó después de que tomaran un café servido por el ordenanza de Baiden en unas delicadas tazas de cerámica blancas y azules. Von Patoso hacía tiempo que no tomaba un café tan exquisito: espeso, aromático y caliente, el café se deslizó por su garganta dejando una maravillosa sensación de plenitud. Después de tomar un café como ése, uno estaba dispuesto a todo, pensó von Patoso. Mientras tomaban el café, Baiden miraba constantemente, de reojo, el reloj de bronce dorado que se encontraba en la repisa de la chimenea. Tras el café fue evidente que tomó una decisión:

-Señores: no podemos esperar más al teniente Dosnueces. Empecemos ya.

Su cara, surcada de arrugas, no reflejaba ningún sentimiento. Pero en sus ojos claros se podía ver la ira que probablemente le recorría por dentro: un subordinado había hecho caso omiso de sus órdenes y no había acudido a la reunión. Von Patoso pensó que no le gustaría nada estar en el pellejo de Dosnueces la próxima vez que se encontrara con Baiden. Más le valía tener una buena excusa porque Baiden parecía ser de los rencorosos, de aquellos que olvidan, pero no perdonan.


La reunión en sí fue bastante breve: Yoye parecía estar un poco cohibido, tanto por la presencia de Biden, como por el propio entorno del chateau. Von Patoso sabía que Yoye provenía de una zona rural de Iowa, en el Medio Oeste de los Estados Unidos. Seguramente la ostentación de riqueza y el lujo de las estancias eran algo nuevo para él. El caso es que apenas abrió la boca durante la reunión, con lo que al final el plan de batalla fue prácticamente organizado por el propio von Patoso y recibió el beneplácito de su superior. Una vez planificado el despliegue y distribuidas las tropas, Baiden se quedó durante unos segundos mirando fijamente los gruesos cortinajes que colgaban delante de las ventanas y que aislaban la estancia del frío de la lluvia del exterior. Tras unos segundos, que parecieron eternos, en los que parecía estar sumido en sus propios pensamientos, Baiden volvió a la realidad. Nuevamente, con una de sus agradables sonrisas, estrechó las manos de sus oficiales:

-Señores: espero que ambos cumplan con su deber. No podemos permitir que los alemanes nos sigan empujando hacia el mar. Se que los dos cumplirán con sus órdenes y conseguirán que sus hombres impidan la toma del pueblo.

Von Patoso estrechó la mano que Baiden le extendía, sorprendentemente fuerte para la edad del oficial.

-Puede contar con ello, coronel.

-He puesto a su disposición un jeep que les acercará a Roucamps. Tomen todas las disposiciones necesarias y arenguen a sus tropas. No creo que los alemanes tarden mucho en comenzar su ataque. Saben que bajo esta lluvia nosotros no podemos disponer de apoyo aéreo, así que supongo que el ataque es inminente. Buena suerte.
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Re: Campaña para CMBN: Dunkerque 1944

Mensaje por Patxi »

Un par de horas más tarde, en Roucamps, un grupo de soldados, descansando bajo los aleros de una de las casas que forman la plaza del pueblo, matan el tiempo limpiando las armas, comiendo alguna galleta seca o rebuscando alguna cosa en la mochila.
-Mira, hacia allá va otra vez... -dice uno. El cabo Ortiz responde con su acento portorriqueño:
-"Vamó", no me "joda", Mc Carthy, siempre estás con lo "mijmo".
Un pequeño silencio. El teniente Von Patoso cruza delante de ellos, haciéndoles un gesto con la mano para que no se levanten a saludar. Cruza los charcos que cubren la plaza, sentándose en uno de los jeeps que se encuentran a cubierto en las casas de enfrente. El jeep arranca y desaparece de escena por la esquina suroeste. Mc Carthy sonrie burlón dirigiéndose al otro soldado:
-¿No os lo dije? Para allá que va otra vez....
Su compañero, el artillero de ametralladora Ottis, apostilla:
-¡Cómo le gusta al teniente Von Patoso estar en esas casas!
-Cuando los alemanes atacaron la noche anterior, se metió allí y no asomó las orejas hasta la mañana siguiente.
Otro dice:
-Dicen que en ese chateaux...
-Granja, animal... -corrigió Ottis-, no ves que no tiene viñedos....
Mc Carthy vuelve a intervenir, picado por la curiosidad:
-Déjale que cuente, Ottis. Mira que sois quisquillosos los de la nobleza....
Todos rieron. El soldado prosiguió corrigiendo su anterior error:
-Dicen que en esa granja vive una señora sola con sus hijas, cada cual más guapa que la anterior y...
Ortiz soltó una carcaja:
-Por el amor de "Dió".... A ver si va a ser la granja de Perrault.
Algunos no entendieron la ironía y la conversación siguió, tomando las hadas y princesas un aspecto más terrenal.
-Uno de los muchachos de la 101 me lo dijo. Rubias. Largas cabelleras. Caderas poderosas....
-Cállate de una vez. Me estoy poniendo enferno sólo de pensarlo....
-Eso es imposible -terció otro, el más joven-, el teniente está casado y....
Todos volvieron a reir. Sus casas estaban muy lejos y ellos, de momento, seguían vivos. Vivitos y coleando.
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