AAR Encuentro en Rostov, Noviembre 1943.

Para poder leer y disfrutar de todos esos AARs magníficos que hacen los foreros.

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Yurtoman
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Mensaje por Yurtoman »

¿Sal "a ojo"? :?. Vete tú a saber.

Lo ke no habeís contestado es sobre la "V" de victoria. Ésta si tiene peso histórico.

Saludos. Yurto.
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Santiago Plaza
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Mensaje por Santiago Plaza »

:P
Deberíais crear un hilo en la Cantina - Die Kneipe para seguir con estos derroteros del lenguaje.
Que esto es un AAR. :D
Saludos,
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Adelscott
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Mensaje por Adelscott »

uy, nos han pillao... :mrgreen: :mrgreen:
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Yurtoman
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Mensaje por Yurtoman »

Adelscott escribió:uy, nos han pillao... :mrgreen: :mrgreen:
Pozi, y tiene razón, pero ¿y la publicidad ke se le hace a mi escrinso? :P

Saludos. Yurto.
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Yurtoman
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Mensaje por Yurtoman »

Flanco derecho.


Diario del soldado Diorizde:

- ¿Qué demonios hace aquí soldado? – escuché que alguien me sorprendió de improviso desde afuera mientras yo intentaba saltar por la ventana. Era el teniente Arbuzhov.

- Lo siento mi teniente, no podía respirar dentro, además intentaba ver si podíamos flanquear al Puma por su lado derecho - le comenté al teniente que me miraba con gesto circunspecto.

- ¿Seguro..?. ¿No pensaría traicionar a la patria? – me sorprendió de buenas a primera.

- ¡No!, desde luego que...

- Bien, ¿cállese! – me interrumpió secamente.

- Sígame, ¿o acaso pensaba flanquearlo usted sólo? - repuso mientras me indicaba con gestos que le siguiera.

Me dispuse entonces a salir por la ventana y unirme al pelotón. Una vez hecho esto, intentamos llegar hacia unos árboles que se encontraban a la derecha del Puma que aun quedaba.
Mientras, éste seguía disparando a intervalos algo más cortos contra el edificio, pero sin retroceder de su inicial posición.

- Los ingenieros del capitán Maslov están en una la iglesia de la otra calle. Ya hemos contactado con ellos, y van a apoyarnos desde la distancia – nos explicaba el teniente mientras andábamos con precaución.
Según nos han informado los hombres del capitán, en este flanco los alemanes tienen muchos problemas. Suponemos que el Puma es la última carta que tienen para jugar. Debemos neutralizarlo y avanzar en abanico hacia el centro, haremos un movimiento de pinza sobre el centro de la ciudad; ya que el capitán Maslov y sus hombres también están teniendo lo suyo por allí. Según nos cuentan hay otro Puma apoyando a la infantería enemiga que está pertrechada en la fábrica de azulejos del centro. – Es lo que nos comentaba el teniente Arbuzhov en el edificio al que llegamos después de cruzar la calle, hacia nuestro flanco derecho camino del bosquecillo de árboles.

- ¡Camaradas, ahí lo tienen! - refiriéndose al Puma que estaba disparando contra nuestros camaradas en el edificio que acabábamos de abandonar.

Ahora nos encontrábamos en su flanco izquierdo, pero a la derecha para nosotros, a unos setenta metros. Debíamos avanzar por el bosque e intentar sorprenderlo, pues parecía que aun no nos había visto nadie del enemigo. – Me sorprendía a mi la facilidad con la que llegamos a esa posición, ya que el Puma era totalmente vulnerable si conseguíamos flanquearlo. Suponía que algo de infantería debería haber allí protegiéndolo.

- ¡Dispárenle a las ruedas, tiren cócteles para que le ardan los neumáticos, y también por la zona de la reja superior, vamos muchachos, avancen, avancen! – se apresuraba a decir el teniente mientras tomábamos posiciones en la zona.

Al instante siguiente me encontraba en un bosquecillo corriendo hacia el Puma, junto con unos once camaradas; a unos veinticinco o treinta metros sobre su izquierda. Disparábamos, arrojábamos cócteles y granadas, pero la mole blindada no se movía; de improviso una barra metálica a modo de mástil con un trapillo blanco emergió por su torreta y empezó a zarandearse de un lado a otro.

- ¡Alto el fuego, no disparen y estén atentos! – ordenaba el teniente con acritud.

- ¡¡VOSOTROS SALID CON LA MANOS EN LA CABEZA!! - les gritábamos una y otra vez a los alemanes del carro.

Tardaron unos segundos más de la cuenta en salir, lo cual nos puso aún más nerviosos si cabe. No parábamos de gritar que las manos estuvieran bien visibles.
Supongo que se cercioraron de que ya nos disparábamos y entonces aprovecharon para salir, pues el que hubiera salido primero podría no haberlo contado, ya que se olía la tensión en el ambiente.
Se rindieron pues, en mi opinión al ver que iban a morir quemados vivos dentro del vehículo, puesto que las llamas eran amenazantes y las ruedas estaban prácticamente en las llantas metálicas.
Fueron dos los que lograron salir, y el teniente les preguntaba una y otra vez que donde estaba el tercero. Ellos con caras de desconcierto no paraban de decirnos algo ininteligible y de negarnos con movimientos de cabeza.
Entonces el teniente se subió rápido a la torreta con mucho desparpajo, abrió repentinamente la escotilla y soltó una descarga demoledora dentro del Puma con su pph y lanzó una granada cerrando de nuevo la escotilla. Al abrirla de nuevo un humo grisáceo y liviano salió por ella; el teniente echó un vistazo hacia adentro y nos señaló que no habría ya problemas cruzando las manos en gesto tranquilo.

- ¡Camaradas, este flanco ya es nuestro! – vitoreaba el teniente, y continuó.
Dos escuadras se van a quedar en el edificio (bandera) y el resto vamos a avanzar hacia el centro de la ciudad ya que el capitán Maslov se encuentra en un fuego cruzado en la fábrica de azulejos y debemos ayudarle sorprendiendo a esas ratas rompiéndoles el flanco, así les dividiremos el fuego y le pagaremos con su misma moneda.
Hay otro Puma apoyando desde atrás, ¡abran bien los ojos!; seguiremos por el bosque, hacia el centro, tomaremos el edificio que hay al otro lado, y desde allí veremos si se puede avanzar o solamente apoyar desde la distancia. Manos a la obra camaradas. –Añadía el teniente mientras empujaba a los capturados quienes se quedarían con las dos escuadras en el edificio.
Así fue como nos encaminamos el teniente Arbuzhov, dos pelotones más hacia el nuevo destino, y un francotirador que apareció por allí y después de hablar con el teniente se encaminó hacia el centro de la ciudad para apoyar a los ingenieros y smgs del capitán Maslov, quienes estaban en un encontronazo serio con el enemigo en la fábrica de azulejos.
Mientras caminábamos hacia nuestro nuevo objetivo, analizaba yo al teniente Aburzhov con la vista, sentí admiración por él, pues había demostrado sobre el terreno también que la predisposición y el valor del que hacía gala no eran ningún farol.

- Dioridze, ¿eres Dioridze?, - me llamaron desde atrás.

- Si, soy yo, ¿qué ocurre? – repuse escueto.

- Creo que esto es tuyo...- al percatarme del objeto que me acercaba en la mano ese desconocido camarada, reaccioné.

- ¡Selenev..., eso es de Selenev!, ¿de dónde lo has sacado,? - le pregunté con gesto parco.

- ¡Tranquilízate camarada! – animaba, - tu compañero Selenev ha caído en la casa alcanzado por la metralla de uno de los Puma. Al reorganizarse mi pelotón vi que se encontraba inerte en la planta baja, y al acercarme pude comprobar que estaba muerto; esto se le había salido del bolsillo de la guerrera – relataba el desconocido, - me apresuré a cojerlo antes de que lo hiciera alguien que no debía, y he pensado que tú debías tenerlo – me lo acercaba en su mano.

- ¡Mierda!..., Selenev... no...,¿cómo sabías que yo..?.
- Fue la semana pasada, - se apresuró a interrumpirme, - mientras hacíamos cánticos en aquel bosque de robles bajo el sopor del vodka que nos acabábamos de ventilar, ¿recuerdas? – intentaba refrescarme la memoria. - Me fijé que te llevabas bien con él y que incluso te la dejó para que tocaras algo con ella, he pensado...


- ¡Cierto, muchas gracias¡, Selenev era un buen camarada –añadí emocionado, tienes buen instinto.

Seguía teniendo otro motivo que sumar a mis lista personal para no parar de odiar a esos fascistas.
A partir de aquel momento perdí a un amigo para siempre y en su lugar encontré a otro. Esto era así, nunca sabías que te iba a suceder en cualquier instante, debía de aprovechar los momentos al máximo, quien sabe si serían los últimos de tu vida."




Relato de Yurtopenko:


- Avanzábamos despacio entre la arboleda, llegados a un punto detrás de unos troncos a forma de cobertura, el teniente ordenó detenerse y echar cuerpo a tierra. Los vehículos alemanes seguían disparando de forma más aleatoria, contra los árboles, pero sin un objetivo fijo.

En las esquinas del edificio, tanto abajo como arriba estaban apostados varios alemanes, a unos cincuenta metros.
El teniente nos ordenó que cuando avisara abriéramos fuego contra ellos, ya que desde la zona donde estábamos se podía disparar bien, y los mecanizados no nos veían. Podían, como de hecho hacían, intentar hacer el daño posible disparando al área, pero nada más.

- A mi señal,...3..2..1.. ¡¡FUEGO!!, - en ese mismo momento todos los hombres que íbamos con el teniente, unos veinte, abrimos fuego contra los enemigos, estos devolvían el fuego, y la zona volvió a convertirse en una olla a presión, con balas silbando en todas direcciones y en todas partes.
De vez en cuando algún pepino del Puma o del Stummel caía cerca y nos daba toda su expansión de calor sobre el cuerpo; pero cierto era que pudieron hacer más daño del que nos hicieron en ese segundo avance. Esto fue debido, al principió no lo sabía, pero después llegué a enterarme de que en esos momentos que teníamos presuntamente ocupados, tanto a la infantería de los edificios, como a los vehículos enemigos, el capitán Khonev que ya había tomado camino de retaguardia, intentaba a todas bruces cruzar la calle a costa de unas bajas altísimas, para poder entrar en el edificio del lateral del bosque y poder llegar al objetivo antes que el enemigo, ya que el edificio no estaba tomado aún por ellos. De ahí que los mecanizados no nos hicieron tanto daño, puesto que disparaban a nuestros camaradas que intentaban cruzar la calle más atrás unos treinta metros.

Fuera como fuere, el flanco resistió allí en esas condiciones tan hostiles bastante tiempo, pues la orden era que no debíamos retroceder. Llegamos incluso a quedarnos sin munición bastantes hombres, pero hacíamos una recolecta de vez en cuando de todas las armas y municiones de los camaradas caídos en la primera avanzadilla, que no fueron pocos...

El intercambio mutuo de disparos y granadas fue brutal, es increíble que llegues a acostumbrarte a algo tan surrealista e infernal, pero así fue hasta que pasados unos quince minutos las tropas que estaban en los edificios empezaron a retirarse. Veíamos como las MG - 42 de la retaguardia, tras los mecanizados, intentaban llegar a la línea del frente y se cruzaban con los que salían por piernas del edificio. Asombrados veíamos como esas MG no llegaban a su posición, pues no conseguían pasar la calle que separaba sus posiciones, allí caían abatidos por los disparos nuestros.

- ¡Nuestros hombres les han roto el flanco, de eso no hay duda!. Les están disparando por su flanco, seguramente serán los hombres del capitán Maslov o los hombres del flanco derecho de los tenientes novatos - nos comentó el teniente con una marcada sonrisa en el rostro.

Sus ojos le brillaban como nunca...

- Camaradas, creo que se retiran...- disfrutaba el teniente

- Los mecanizados retrocedían, ¿o eran imaginaciones mías..? – veía estupefacto.





Relato del soldado Dioridze:


Me encontraba agotado y sediento y así acabé con las pocas gotas que me quedaban en la cantimplora mientras corríamos por aquella tupida arboleda. Los casi doscientos metros se me estaban haciendo interminables hasta el edificio. Había que estar en muy forma para correr distancias y tan pertrechados como íbamos.

- ¡Soldado!, debería dejar que después le vieran esa brecha – se dirigía hacia mi el teniente Arbuzhov.

- ¿Eh?, ¿qué brecha mi teniente? - le contesté dubitativo.

- Hijo, tiene una pequeña herida detrás de la oreja derecha, ¿es que acaso no la siente?. – aclaraba el teniente.

Rápidamente me vino a la memoria el estallido dentro del edificio y como salí despedido. Me toqué en ella pero sólo notaba una ligera punzada y parecía que los cabellos los tenía pegados por esas zona a causa de la sangre reseca.

- No te preocupes, la sangre se ha coagulado y te ha taponado la herida, pero tienes una brecha de unos quince centímetros y unos labios bastante gordos, - se apresuró a contestar el anónimo camarada que me había traído la harmónica de Selenev. Su nombre era Ristov.

- Gracias camarada, después haré que me lo miren. – Le agradecí.

- Seguramente tendrán que coserte unos cuantos puntos.- Se aventuraba a decirme.

Mientras avanzábamos y conversábamos no había percatado de que el edificio estaba ya al lado nuestro.
Lo tomamos sin ningún tipo de problemas. Al acercarnos a su parte opuesta vimos que en la calle, a unos veinticinco metros había otro Puma disparando sobre el edificio que había enfrente de la fábrica de ladrillos y donde seguramente se encontraban los hombres del capitán Maslov.

En aquella fábrica estaban atrincherados varias escuadras enemigas y desde mi posición justo en su flanco izquierdo se veían perfectamente.

El Puma nos ofrecía todo su lateral, y estaba disparando canister sobre los hombres del capitán, que menguaban poco a poco. Me sorprendí de nuevo al ver como los alemanes dejaban sus vehículos sin protección de la infantería. Estaba claro que en combate urbano no entendían bien de tácticas.

Nos reorganizamos sigilosamente en el edificio, y cuando estuvimos preparados el teniente ordenó abrir fuego sobre los enemigos de la fábrica. También atacamos al Puma con cócteles incendiarios, éste rápidamente se incendió y al momento dio marcha atrás.

Cuando la cobertura de Puma les faltó a los ocupantes de la fábrica de azulejos, los ingenieros del capitán Maslov comenzaron a lanzar sus cargas de demolición contra la fábrica. Nunca había visto a tantas juntas caer al mismo tiempo y el sonido era atronador. Las ondas expansivas llegaban hasta este lado de la calle donde podíamos sentirlas en nuestros rostros.

Los enemigos salían de la fábrica por donde podían, agujeros, ventanales, e incluso desde arriba se lanzaban con tal de escapar de tan mortales y demoledoras cargas. Para colmo de males para ellos, los smgs estaban haciendo una escaramuza total, y nosotros también nos sumamos a la fiesta de disparar a todos los que corrían como si fueran liebres en retirada.

- ¡¡FUEGO, FUEGOOO A LOS FASCISTASAAS!! – se vociferaba con furia

El barrido y la escaramuza parecían sacados del Japón del siglo XVI donde los Daimyos o grandes señores de la guerra no tenían piedad alguna de sus adversarios en el campo de batalla.
Los vítores de victoria eran tremendos. El enemigo huía o caía abatido bajo nuestro fuego, que no cesaba en ningún momento. La visión era dantesca pero reconfortante para mi, ver como caían fascistas al suelo ametrallados sin piedad alguna.

Al cabo de la media hora el Capitán Maslov nos comunicó por radio que el ejército alemán se había rendido a nuestro ejército. Fue la más grande de las sorpresas del día y todos nos abrazábamos y vitoreábamos a nuestro camarada Stalin y a nuestra Gran Rodina.




Conclusiones post enfrentamiento:

Creo que las claves de nuestra victoria aquel día que dio con la rendición total por parte de los alemanes fueron las siguientes.

1. El número de tropas de infantería rusa era mayor que la de los alemanes, pues aunque estos tenían mecanizados de apoyo en suelo urbano hay que protegerlos bien por los flancos, ya que estos vehículos son muy vulnerables a ataques con rifles y a emboscadas de infantería. Esos puntos fueron la diferencia de hombres de los dos bandos.
2. El rápido movimiento de nuestras tropas que se apoderaron de los objetivos y obligaron al enemigo a tener que asaltar posiciones defensivas sin la suficiente potencia de fuego.

3. La rotura de uno de sus flancos, el derecho, izquierdo suyo, propinó el movimiento de pinza posterior sobre las unidades atrincheradas alemanas que atacadas por su flancos y forzadas a un fuego cruzado, se vieron incapaces de aguantar mucho tiempo en esas condiciones. Además la retirada la tenía cerrada. De todos modos, la rendición de los alemanes me sorprendió bastante, pues aún les quedaban más hombres que a nosotros, y tenían tres vehículos operativos. En eso casos hay que luchar hasta el fin según su Furher.

Después el general alemán me comentó, que sus hombres estaban ya en retirada y en pánico, que no tenían nada de moral. Que a sus vehículos les quedaba poca gasolina y poca munición, nada de canister y que sus suministros no llegaban y se encontraban hambrientos, y que quería mandarme otro set up lo antes posible para darme mi merecido.
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Mensaje por Cowboy »

Perdón pero no puedo contenerme,
Guerra de secesión americana
inscripción de bajas
zero kills....O.K :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:
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Iberalc
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Re: AAR Encuentro en Rostov, Noviembre 1943.

Mensaje por Iberalc »

Aún encuentra uno por aquí joyas como esta. :aplauso: :babas:
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Yurtoman
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Re: AAR Encuentro en Rostov, Noviembre 1943.

Mensaje por Yurtoman »

Menuda batallita contra el amigo Motorhead :army:

Saludos. Yurtoman.
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