Juego on line gratuito 'Abbatia'
Publicado: 20 May 2006, 20:08
Supongo que muchos de vosotros conocéis ya alguno de los muchos juegos on line gratuitos que abundan en Internet, como el Ogame o el Empire Strike. Yo acabo de descubrir uno que me ha dejado alucinado por la complejidad y sobre todo por la originalidad del juego, y es totalmente español, así que os lo comento un poco por encima.
El juego se llama Abbatia (http://www.abbatia.net) y en él riges los destinos de una abadía medieval desde 1100 a 1300. El objetivo no es otro que llegar a convertirte en ¡¡¡Papa!!!
Primero os cuento los defectos: está aún sin pulir y muchas de las opciones no están habilitadas, y los gráficos y la interfaz son de pena y estropean mucho el juego.
Hay como 40-50 regiones históricas en las que debes fundar tu abadía(condados, reinos, ducados, marquesados...). De inicio partes con un abad, tres monjes y un novicio y unos cuantos aldeanos que te pagan tributo cada X tiempo en Abbatia (un día en el juego son dos horas reales). Puedes elegir que la abadía se centre en la ganadería, la agricultura o en copiar libros.
El comienzo del juego es bastante típico: tienes que construir edificios para producir cosas. Pero ojo, la cantidad de cosas que puedes producir es enorme, mucho mayor que la que había visto en cualquier otro juego similar. Por ejemplo, si crías gallinas y tienes un gallo, las gallinas producirán huevos mientras no sean demasiado viejas (los animales envejecen en 'tiempo abbatia' y se mueren, y si son muy viejos apenas producen y su carne es dura y vale poco; todos los animales tienen incluso partida de nacimiento); si decides sacrificarlas, tendrás carne de gallina o de pollo si los matas jóvenes; y también puedes obtener plumas. De otros animales, como las vacas, se obtiene leche, cuero, carne, terneros... Incluso tienes que vigilar que los machos de los animales no estén junto a las hembras si quieres dedicar a estas a producir, porque de lo contrario se quedarán preñadas (a los toros, en concreto, puedes caparlos para convertirlos en bueyes que trabajen en el campo).
Tus monjes tienen el horario del día partido en ocho franjas equivalentes a la división que se hacía en los monasterios (laúdes, maitines, etcétera). Tres de ellas están dedicadas a rezar, una a comer y las otras cuatro puedes dedicarlas a lo que tu quieras. Por ejemplo, puedes poner a un monje a rezar, a la agricultura, a pescar, a talar leña... Cada monje tiene unas características idénticas a las de los juegos de rol clásicos (destreza, fuerza, sabiduría, carisma) que lo hacen más apto para unos cometidos que para otros, y esas habilidades aumentan cuanto más las usan. Pero no puedes poner a un monje solo a trabajar o a producir, o de lo contrario irá perdiendo la fe, y la fe aquí funciona como la disensión en HoI (si baja, baja la eficiencia del monje), hasta el punto de que si un monje pierde la fe por completo puede llegar la Inquisición y quemártelo.
Hay detalles como que determinadas tareas, como darle de comer a las gallinas y vacas, tengan que hacerse a determinada hora del día, o de lo contrario los animales pueden comerse la comida destinada a los monjes. Éstos, por otra parte, tienen dietas específicas e individualizas dependiendo del trabajo que hagan. Si solo están rezando, les basta con pan y leche, mientras que los que cortan leña necesitan comer carne.
Todo lo que produces puedes consumirlo o venderlo. En el comercio hay uno de los elementos más originales del juego: se trata de un comercio dinámico, que depende enteramente de lo que los demás jugadores quieran vender, con algunas excepciones de recursos que no se producen. Por ello los precios oscilan continuamente, y si produces en tu abadía un bien escaso lo puedes vender al resto de los jugadores y hacerte millonario. Pero además, si compras en regiones muy alejadas (por ejemplo, si estás en Antioquía y compras en los Condados Catalanes), los precios suben porque tienes que pagar impuestos de tránsito a todas las regiones por las que pasen los bienes. Es un sistema muy complejo y sobre todo, como he dicho, dinámico.
Con todo, lo que más me ha llamado la atención es la interacción entre los jugadores. Cada región tiene un obispo y éste es elegido por todos los jugadores de la región, y si no estás contento con su gestión puedes expresarlo (hay un indicador de popularidad). A su vez, los obispos eligen a los cardenales, y éstos al Papa. Como los monjes tienen edades reales, envejecen, enferman y mueren, de vez en cuando hay que elegir a prelados nuevos.
Lo bueno de todo esto es que ser eminencia implica una gran responsabilidad, porque los obispos ingresan en sus arcas todo el dinero de los impuestos procedentes del comercio y otras actividades (como las rutas de peregrinos, por ejemplo). Uno puede pensar que si te eligen obispo, todos esos recursos extra van a para a tu propia abadía; puedes hacerlo así, pero en ese caso seguro que las demás abadías se te echarán encima y pueden echarte fácilmente. Los recursos de los Obispados pueden invertirse en comprar mejoras y edificios para las abadías de la región, y la gente se organiza para repartirse estos beneficios adecuadamente entre las abadías activas. Además, la fe del obispo repercute en la fe de todas las abadías de la región, y la de los cardenales a su vez en la de los obispos, y la del Papa en la de los cardenales. Así que si eres un hereje, posiblemente te destituyan (o te manden un sicario para asesinar al obispo, que también se puede hacer).
Hay otros muchos aspectos novedosos, como la búsqueda de libros por las abadías de toda Europa para mandar a tus monjes que sepan idiomas a copiarlos y guardarlos en tu biblioteca, ofreciéndote ventajas en el desarrollo.
Es un juego muy muy complejo y sobre todo con muchísimas posibilidades que creo que merece una oportunidad. De momento no parece muy masivo, debe de haber unos 2.000 jugadores.
Un saludo.
El juego se llama Abbatia (http://www.abbatia.net) y en él riges los destinos de una abadía medieval desde 1100 a 1300. El objetivo no es otro que llegar a convertirte en ¡¡¡Papa!!!
Primero os cuento los defectos: está aún sin pulir y muchas de las opciones no están habilitadas, y los gráficos y la interfaz son de pena y estropean mucho el juego.
Hay como 40-50 regiones históricas en las que debes fundar tu abadía(condados, reinos, ducados, marquesados...). De inicio partes con un abad, tres monjes y un novicio y unos cuantos aldeanos que te pagan tributo cada X tiempo en Abbatia (un día en el juego son dos horas reales). Puedes elegir que la abadía se centre en la ganadería, la agricultura o en copiar libros.
El comienzo del juego es bastante típico: tienes que construir edificios para producir cosas. Pero ojo, la cantidad de cosas que puedes producir es enorme, mucho mayor que la que había visto en cualquier otro juego similar. Por ejemplo, si crías gallinas y tienes un gallo, las gallinas producirán huevos mientras no sean demasiado viejas (los animales envejecen en 'tiempo abbatia' y se mueren, y si son muy viejos apenas producen y su carne es dura y vale poco; todos los animales tienen incluso partida de nacimiento); si decides sacrificarlas, tendrás carne de gallina o de pollo si los matas jóvenes; y también puedes obtener plumas. De otros animales, como las vacas, se obtiene leche, cuero, carne, terneros... Incluso tienes que vigilar que los machos de los animales no estén junto a las hembras si quieres dedicar a estas a producir, porque de lo contrario se quedarán preñadas (a los toros, en concreto, puedes caparlos para convertirlos en bueyes que trabajen en el campo).
Tus monjes tienen el horario del día partido en ocho franjas equivalentes a la división que se hacía en los monasterios (laúdes, maitines, etcétera). Tres de ellas están dedicadas a rezar, una a comer y las otras cuatro puedes dedicarlas a lo que tu quieras. Por ejemplo, puedes poner a un monje a rezar, a la agricultura, a pescar, a talar leña... Cada monje tiene unas características idénticas a las de los juegos de rol clásicos (destreza, fuerza, sabiduría, carisma) que lo hacen más apto para unos cometidos que para otros, y esas habilidades aumentan cuanto más las usan. Pero no puedes poner a un monje solo a trabajar o a producir, o de lo contrario irá perdiendo la fe, y la fe aquí funciona como la disensión en HoI (si baja, baja la eficiencia del monje), hasta el punto de que si un monje pierde la fe por completo puede llegar la Inquisición y quemártelo.
Hay detalles como que determinadas tareas, como darle de comer a las gallinas y vacas, tengan que hacerse a determinada hora del día, o de lo contrario los animales pueden comerse la comida destinada a los monjes. Éstos, por otra parte, tienen dietas específicas e individualizas dependiendo del trabajo que hagan. Si solo están rezando, les basta con pan y leche, mientras que los que cortan leña necesitan comer carne.
Todo lo que produces puedes consumirlo o venderlo. En el comercio hay uno de los elementos más originales del juego: se trata de un comercio dinámico, que depende enteramente de lo que los demás jugadores quieran vender, con algunas excepciones de recursos que no se producen. Por ello los precios oscilan continuamente, y si produces en tu abadía un bien escaso lo puedes vender al resto de los jugadores y hacerte millonario. Pero además, si compras en regiones muy alejadas (por ejemplo, si estás en Antioquía y compras en los Condados Catalanes), los precios suben porque tienes que pagar impuestos de tránsito a todas las regiones por las que pasen los bienes. Es un sistema muy complejo y sobre todo, como he dicho, dinámico.
Con todo, lo que más me ha llamado la atención es la interacción entre los jugadores. Cada región tiene un obispo y éste es elegido por todos los jugadores de la región, y si no estás contento con su gestión puedes expresarlo (hay un indicador de popularidad). A su vez, los obispos eligen a los cardenales, y éstos al Papa. Como los monjes tienen edades reales, envejecen, enferman y mueren, de vez en cuando hay que elegir a prelados nuevos.
Lo bueno de todo esto es que ser eminencia implica una gran responsabilidad, porque los obispos ingresan en sus arcas todo el dinero de los impuestos procedentes del comercio y otras actividades (como las rutas de peregrinos, por ejemplo). Uno puede pensar que si te eligen obispo, todos esos recursos extra van a para a tu propia abadía; puedes hacerlo así, pero en ese caso seguro que las demás abadías se te echarán encima y pueden echarte fácilmente. Los recursos de los Obispados pueden invertirse en comprar mejoras y edificios para las abadías de la región, y la gente se organiza para repartirse estos beneficios adecuadamente entre las abadías activas. Además, la fe del obispo repercute en la fe de todas las abadías de la región, y la de los cardenales a su vez en la de los obispos, y la del Papa en la de los cardenales. Así que si eres un hereje, posiblemente te destituyan (o te manden un sicario para asesinar al obispo, que también se puede hacer).
Hay otros muchos aspectos novedosos, como la búsqueda de libros por las abadías de toda Europa para mandar a tus monjes que sepan idiomas a copiarlos y guardarlos en tu biblioteca, ofreciéndote ventajas en el desarrollo.
Es un juego muy muy complejo y sobre todo con muchísimas posibilidades que creo que merece una oportunidad. De momento no parece muy masivo, debe de haber unos 2.000 jugadores.
Un saludo.