Diario de un piloto. [RoF]
Publicado: 10 Sep 2011, 15:53
Extracto del diario de un piloto francés, correspondiente al miércoles 13 de Septiembre de 1916.
Patrulla ofensiva.
Madre mía, me digo al ver el plan de ruta.
Esta vez sí que nos vamos a internar en el frente.
La misión nos llevaba siguiendo una complicada ruta hasta justo sobrepasar 3 aérodromos enemigos, alcanzando las líndes de 4 más.
Reviso la configuración de mi avión y compruebo que me van a cargar un 83% del depósito de combustible (lo cambian en cada misión según calculan la duración de la misma).
Confirmo todo y me subo al avión al que previamente ya habían calentado los motores. Enriquezco la mezcla a tope (el N17 no lleva gestión de radiador) y arranco el motor. Giro la cabeza, observo al líder y espero la bengala verde que anuncie el despegue.
Bengala lanzada, vuelvo a observar al líder y cuando veo que este acelera, procedo a meter gases poco a poco mientras intento controlar la deriva del avión con el timón. Sigo acelerando hasta el máximo y cogiendo más y más velocidad. El patín se despega del suelo y el avión se eleva, no sin dejar caer su ala izquierda, tendencia que rápidamente corrijo por esperada. Ya son muchos los despegues con este avión y soy consciente de lo delicados que son y de las reacciones que va a tener.
Una vez en el aire, me ubico en la formación y comenzamos el lento ascenso.
De repente veo al líder cambiar de rumbo, por lo que deduzco que habrá observado algún enemigo acercándose. Uff, respiro casi aliviado, pensando que la persecución y derribo de dicho enemigo puede llevarnos bastante tiempo y quizás, con suerte, tengamos que abandonar definitivamente nuestra misión original.
Nos dirigimos durante un buen trecho hacia el N mientras cogemos altura. Por no querer perder tiempo, no evito las nubes frontales que me esperan. Cojo con firmeza la palanca, calculo la posición exacta para mantenerlo estable y rezo porque sea una nube pequeña.
Gotas de agua manchan mis gafas mientras vigilo sin parar la brújula intentando observar cualquier ligera variación del rumbo (estos aviones carecen de cualquier tipo de instrumentación que permita el vuelo instrumental, y sin un inclinómetro o un horizonte artificial, solo puedes confiar en tus sentidos para mantener el avión nivelado). La nube termina y respiro tranquilo, aunque se aproxima otra de frente.
El tiempo, aunque ha mejorado en los últimos días, aún mantiene una alta presencia de nubes grandes. Al menos el fuerte viento de misiones anteriores se ha calmado ligeramente y su fuerza apenas supera los 10 Km/h (3 m/s).
Segunda nube, y esta parece más grande. Entro en ella y pasan los segundos lentamente. Esta nube parece que nunca va a acabar. Poco a poco observo que la brújula registra leves variaciones de rumbo que intento corregir. La maldita sinusitis sufrí en mi infancia ha dejado muy mermado mi sentido del equilibrio y detecto con mucha dificultad las inclinaciones de mi cuerpo. Por más que lo intento, no soy capaz de mantener el rumbo fijo y poco a poco los movimientos de la brújula van aumentando. El ruido del viento me indica que el avión empieza a coger velocidad. La brújula se ha vuelto loca, el ruido del viento es ensordecedor, estoy cayendo a una velocidad altísima. Intento no entrar en pánico y bajo la potencia al mínimo. Este avión no se distingue precisamente por su dureza y ya he perdido anteriormente alguna que otra pieza por apenas rozar los 200 Km/h.
Finalmente, el alocado descenso del avión me saca fuera de la nube. Nivelo e intento orientarme. Compruebo el rumbo y viro para encarar nuevamente el Norte. Mis compañeros se encuentran ya bastante lejos. Pocos segundos después, observo que cambian el rumbo y se dirigen hacia mí. El enemigo se ha escapado y retomamos la ruta prefijada.
Nada más cruzar la “tierra de nadie” que limita nuestras líneas con las del enemigo, comienza a disparar la artillería antiaérea de gran calibre, intensificándose más y más según nos vamos aproximando. Nuestra ruta nos hace pasar cerca de un globo de observación, por lo que me desvío ligeramente para destruirlo. En 2 pasadas el globo ya es historia y me reúno de nuevo con mi grupo. Segundos más tarde, observamos a 2 contactos dirigirse hacia nosotros. Pronto descubriremos que son 2 Eindecker (eindecker en alemán significa monoplano) y nos enzarzamos en lucha con ellos.
Aquí comienza un combate de evolución en el que intento mantener constancia en todo momento de la presencia tanto de enemigos como de amigos. La muerte del as alemán O. Boelcke, por una colisión con un compañero mientras ambos perseguían a un mismo enemigo ha llegado a mis oídos y por experiencia sé la facilidad con que se producen este tipo de accidentes.
En varias ocasiones cambio de presa al observar que algún compañero ya lo va persiguiendo, hasta que por fin me cercioro de ser el único en perseguir a mi objetivo. Miro ligeramente abajo y veo que mis 2 compañeros se centran en un mismo objetivo, dejándome libre el mío. 3 maniobras después, el ágil N17 se encuentra ya a cola del Fokker. Disparo una, dos, tres ráfagas con mi Lewis de 7,7 mm, cuando el Fokker alabea hacia la izquierda mientras pica ligeramente. En ese momento, el ala derecha del Fokker, debido a la combinación de mis disparos y de las fuerzas ejercidas en el ala por el alabeo de mi enemigo, se parte en 2, comenzando a caer sin control.
Respiro aliviado, aunque la sensación de ver caer sin control a un piloto, aunque sea enemigo, nunca me ha causado satisfacción, pero la presencia de 3 contactos más llegando del sur me tiene tremendamente intranquilo.
Me mantengo lo más alto posible mientras me sorprende comprobar que se mantienen los 3 contactos debajo de mí. Claramente, mis compañeros aún no han podido acabar con su Eindecker.
Poco a poco se van acercando los 3 contactos del Sur. Observo que pican hacia abajo donde se encuentran enzarzados mis compañeros y me apresto a entrarles desde arriba. Cuando lo hago descubro que son unos Airco ingleses que se unen a la caza del solitario Fokker, el cual no tarda en caer.
Juntos de nuevo, mis 2 compañeros y yo, retomamos nuestra misión, que nos lleva directamente a sobrevolar 3 campos aéreos enemigos. Vamos recuperando altura cuando la AAA vuelve a hacer presencia. Dos bombazos consecutivos cercanos, hacen que comience a alabear para dificultar la puntería de los artilleros, mientras en mi cabeza vuelve a aparecer la imagen de mi antiguo líder y amigo, cuando ante mis ojos, regresando ya de otra satisfactoria misión sobre territorio enemigo, era alcanzado terriblemente por la antiaérea que le reventaba literalmente la parte derecha de su N17. La sensación de impotencia al ver caer a tu compañero delante de ti sin poder hacer nada, es lo más terrible que te puede suceder y esa imagen perdurará por siempre en mi memoria.
continuara...
Un saludo
CAMALEON
Patrulla ofensiva.
Madre mía, me digo al ver el plan de ruta.
Esta vez sí que nos vamos a internar en el frente.
La misión nos llevaba siguiendo una complicada ruta hasta justo sobrepasar 3 aérodromos enemigos, alcanzando las líndes de 4 más.
Reviso la configuración de mi avión y compruebo que me van a cargar un 83% del depósito de combustible (lo cambian en cada misión según calculan la duración de la misma).
Confirmo todo y me subo al avión al que previamente ya habían calentado los motores. Enriquezco la mezcla a tope (el N17 no lleva gestión de radiador) y arranco el motor. Giro la cabeza, observo al líder y espero la bengala verde que anuncie el despegue.
Bengala lanzada, vuelvo a observar al líder y cuando veo que este acelera, procedo a meter gases poco a poco mientras intento controlar la deriva del avión con el timón. Sigo acelerando hasta el máximo y cogiendo más y más velocidad. El patín se despega del suelo y el avión se eleva, no sin dejar caer su ala izquierda, tendencia que rápidamente corrijo por esperada. Ya son muchos los despegues con este avión y soy consciente de lo delicados que son y de las reacciones que va a tener.
Una vez en el aire, me ubico en la formación y comenzamos el lento ascenso.
De repente veo al líder cambiar de rumbo, por lo que deduzco que habrá observado algún enemigo acercándose. Uff, respiro casi aliviado, pensando que la persecución y derribo de dicho enemigo puede llevarnos bastante tiempo y quizás, con suerte, tengamos que abandonar definitivamente nuestra misión original.
Nos dirigimos durante un buen trecho hacia el N mientras cogemos altura. Por no querer perder tiempo, no evito las nubes frontales que me esperan. Cojo con firmeza la palanca, calculo la posición exacta para mantenerlo estable y rezo porque sea una nube pequeña.
Gotas de agua manchan mis gafas mientras vigilo sin parar la brújula intentando observar cualquier ligera variación del rumbo (estos aviones carecen de cualquier tipo de instrumentación que permita el vuelo instrumental, y sin un inclinómetro o un horizonte artificial, solo puedes confiar en tus sentidos para mantener el avión nivelado). La nube termina y respiro tranquilo, aunque se aproxima otra de frente.
El tiempo, aunque ha mejorado en los últimos días, aún mantiene una alta presencia de nubes grandes. Al menos el fuerte viento de misiones anteriores se ha calmado ligeramente y su fuerza apenas supera los 10 Km/h (3 m/s).
Segunda nube, y esta parece más grande. Entro en ella y pasan los segundos lentamente. Esta nube parece que nunca va a acabar. Poco a poco observo que la brújula registra leves variaciones de rumbo que intento corregir. La maldita sinusitis sufrí en mi infancia ha dejado muy mermado mi sentido del equilibrio y detecto con mucha dificultad las inclinaciones de mi cuerpo. Por más que lo intento, no soy capaz de mantener el rumbo fijo y poco a poco los movimientos de la brújula van aumentando. El ruido del viento me indica que el avión empieza a coger velocidad. La brújula se ha vuelto loca, el ruido del viento es ensordecedor, estoy cayendo a una velocidad altísima. Intento no entrar en pánico y bajo la potencia al mínimo. Este avión no se distingue precisamente por su dureza y ya he perdido anteriormente alguna que otra pieza por apenas rozar los 200 Km/h.
Finalmente, el alocado descenso del avión me saca fuera de la nube. Nivelo e intento orientarme. Compruebo el rumbo y viro para encarar nuevamente el Norte. Mis compañeros se encuentran ya bastante lejos. Pocos segundos después, observo que cambian el rumbo y se dirigen hacia mí. El enemigo se ha escapado y retomamos la ruta prefijada.
Nada más cruzar la “tierra de nadie” que limita nuestras líneas con las del enemigo, comienza a disparar la artillería antiaérea de gran calibre, intensificándose más y más según nos vamos aproximando. Nuestra ruta nos hace pasar cerca de un globo de observación, por lo que me desvío ligeramente para destruirlo. En 2 pasadas el globo ya es historia y me reúno de nuevo con mi grupo. Segundos más tarde, observamos a 2 contactos dirigirse hacia nosotros. Pronto descubriremos que son 2 Eindecker (eindecker en alemán significa monoplano) y nos enzarzamos en lucha con ellos.
Aquí comienza un combate de evolución en el que intento mantener constancia en todo momento de la presencia tanto de enemigos como de amigos. La muerte del as alemán O. Boelcke, por una colisión con un compañero mientras ambos perseguían a un mismo enemigo ha llegado a mis oídos y por experiencia sé la facilidad con que se producen este tipo de accidentes.
En varias ocasiones cambio de presa al observar que algún compañero ya lo va persiguiendo, hasta que por fin me cercioro de ser el único en perseguir a mi objetivo. Miro ligeramente abajo y veo que mis 2 compañeros se centran en un mismo objetivo, dejándome libre el mío. 3 maniobras después, el ágil N17 se encuentra ya a cola del Fokker. Disparo una, dos, tres ráfagas con mi Lewis de 7,7 mm, cuando el Fokker alabea hacia la izquierda mientras pica ligeramente. En ese momento, el ala derecha del Fokker, debido a la combinación de mis disparos y de las fuerzas ejercidas en el ala por el alabeo de mi enemigo, se parte en 2, comenzando a caer sin control.
Respiro aliviado, aunque la sensación de ver caer sin control a un piloto, aunque sea enemigo, nunca me ha causado satisfacción, pero la presencia de 3 contactos más llegando del sur me tiene tremendamente intranquilo.
Me mantengo lo más alto posible mientras me sorprende comprobar que se mantienen los 3 contactos debajo de mí. Claramente, mis compañeros aún no han podido acabar con su Eindecker.
Poco a poco se van acercando los 3 contactos del Sur. Observo que pican hacia abajo donde se encuentran enzarzados mis compañeros y me apresto a entrarles desde arriba. Cuando lo hago descubro que son unos Airco ingleses que se unen a la caza del solitario Fokker, el cual no tarda en caer.
Juntos de nuevo, mis 2 compañeros y yo, retomamos nuestra misión, que nos lleva directamente a sobrevolar 3 campos aéreos enemigos. Vamos recuperando altura cuando la AAA vuelve a hacer presencia. Dos bombazos consecutivos cercanos, hacen que comience a alabear para dificultar la puntería de los artilleros, mientras en mi cabeza vuelve a aparecer la imagen de mi antiguo líder y amigo, cuando ante mis ojos, regresando ya de otra satisfactoria misión sobre territorio enemigo, era alcanzado terriblemente por la antiaérea que le reventaba literalmente la parte derecha de su N17. La sensación de impotencia al ver caer a tu compañero delante de ti sin poder hacer nada, es lo más terrible que te puede suceder y esa imagen perdurará por siempre en mi memoria.
continuara...
Un saludo
CAMALEON