Página 5 de 5

Re: La caida del Euribor.

Publicado: 23 Ene 2008, 21:48
por Marmiton
Agggh, Nihil, tú quieres que me dé un síncope, ¿no? :lol:

Mira, dejémoslo en que nuestros enfoques sobre el tema son tan diferentes que ni tú me entiendes, ni yo entiendo que no me entiendas. Porque como sigamos dándole vueltas, vamos a solucionar lo del huevo y la gallina, sin llegar a ponernos de acuerdo...

En cuanto a lo que dices sobre cómo se usa el dinero público, estoy de acuerdo contigo en casi todo. Y sobre el "casi", ni merece la pena ponerse a precisar (no vaya a ser que...) :wink:

Re: La caida del Euribor.

Publicado: 23 Ene 2008, 23:14
por Sorel
Hola a todos!!!

Veréis, yo me dedico profesionalmente a esto de la bolsa, la economía, el euribor y demás (así que podéis imaginaros que díitas llevo en el trabajo). He venido a desconectar a nuestro mundo wargamero y me ha llamado la atención encontrar un post con los temas de mi curro. Os he leído a casi todos con atención (casi todos porque hay muchos mensajes y algunos muy largos).
Por supuesto, tengo mis opiniones personales sobre muchas cosas que habéis comentado, pero sólo quería deciros que entre los profesionales de estos temas existen muchas también discrepancias y puntos de vista opuestos, muy parecidos a los aquí manifestados. Por ejemplo, hay quien piensa que (como decía Matador, creo) la Reserva Federal subió demasiado deprisa los tipos, y quien cree que el problema es que empezó a subirlos demasiado tarde. Incluso existen teorías distintas sobre justicia de los impuestos, eficiencia del gasto público con conclusiones opuestas y parecidas a las que habéis discutido.
En definitiva, que la Economía de ciencia exacta no tiene nada!!! Se parece mucho a la informática, sólo que no podemos apagar y volver a encender (con lo bien que nos vendría).

PD: ojalá el BCE baje tipos, por la cuenta que le trae a mi hipoteca.

Re: La caida del Euribor.

Publicado: 24 Ene 2008, 00:18
por Jorgeas
pailleterie escribió:Por cierto que el presidente del BCE ha dicho que de bajadas nada de nada, osea que a los que teneis hipotecas os toca sufrir, esperemos que sepa lo que se hace y sea por el bien de la economia europea.
Pero aún teniendo hipoteca, una inflación descontrolada no es precisamente una alegría, es como lo del dicho de guatemala y guatepeor .... :roll:

Re: La caida del Euribor.

Publicado: 24 Ene 2008, 00:27
por Paulus
Por si hay dudas no tengo mucha idea de economía por no decir nada :D , pero el tema es el siguiente de nuevo nueva bajada del euribor y según dicen los entendidos mientras baje la bolsa baja el euribor, eso puede ser el 1º problema.

Por otro lado tenemos el problema de la bajada de tipos de los Usa, con lo que el dolar vale menos, y el euro mucha mas , con lo que se realizaran menos exportaciones.

Y por ultimo según el BCE, dice que no va ha bajar los tipos de interés, que muy al contrario los va a subir, con lo que todavía se exportara menos.

Y como opinión personal debido a nuestra situación, ya que no tenemos industria creo ni pesada ni ligera :shock: , solo tenemos turismo y ladrillo y el segundo esta caput, no veo que nos ayuden ya que todos los países marchan muy bien.


Saludos, el euribor esta hoy a 4,287%

Re: La caida del Euribor.

Publicado: 24 Ene 2008, 22:37
por El.Rey
Puf... menuda panzada a leer :mrgreen: aunque he tenido que ir a saltos por que vaya pedazo de post :bang: :rezar: :mrgreen:

En mi opinión se han lanzado al ruedo algunas cuestiones bastante bastante equivocadas. Por ejemplo, el precio del petróleo... pues no, no es culpa de la guerra de Irak, como siempre es cosa de la oferta y la demanda y que muchos de los productores forman un cartel. O sea producen lo que quieren y establecen el precio que quieren y se las trae floja lo que queramos los demás. Por si nadie se ha fijado en la etiqueta o similar de las cosas que compramos y no sólo tecnológicas, están hechas en China o algún otro asiático lugar, incluida India. Y entre los dos juntan unos 2.400 millones de personas. Que vaya unos cuantos de esos millones viven con cierta comodidad y quieren coche o moto o similar. Y vaya trabajan en fábricas que consumen energía, que viene de distintas fuentes incluida el petróleo. Y vaya todo lo que producen se transporta en camiones, trenes y barcos que consumen petroleo. Pues sí, estos dos "nuevos" actores apenas tienen petroleo propio y dónde lo compran... vaya a ese cartel de las narices. Oferta controlada y mayor demanda, subida bestial de los precios.

Por fortuna el precio de barril está en dólares, y este está comparado con el euro más bajo. Con lo que aunque el barril anda por los 90-100$ hay un pequeño ahorro para nosotros. Estaríamos listos de papeles si pagáramos el barril a 90-100€.

Subida de precios en productos básicos. Igualmente, pesa y mucho malas cosechas, pero también los costes de producción y de transporte. El tractor consume gasoil, el camión que transporta el producto idem. Y está un rato caro. Por suerte o desgracia, España tiene un transporte ineficiente de mercancías, abusamos del transporte por carretera. Y que hay unos cuantos intermediarios entre el campo y el super.

Y la energía para nuestra industria, que sí tenemos, no todo es turismo y construcción. Pues siendo muy necesaria la energía verde (molinillos y paneles), pues permite producir energía, pero también ahorrarla. Esto ayuda, pero no nos saca de pobres. El 80% de nuestra energía viene de fuera. No nos vendría mal, no sólo potenciar la energía verde como productora y ahorradora, también nos vendría muy bien producir más energía propia con más centrales nucleares. Que realmente dan un salto muy importante en la generación de watios.

Iva, pues injusto o justo. Depende ¿el 16% de 6€ es igual al 16% de 40.000€? Un señor compra un coche de 18.000€, por que no puede pagarse un cochazo de 40.000€. Este señor será ¿pobre o rico? ¿Quién pagará más impuestos indirectos? ¿el rico o el pobre?

Puf... pues vaya rollo :blabla: :mrgreen: :mrgreen:

Re: La caida del Euribor.

Publicado: 25 Ene 2008, 00:36
por Djiaux
<como opinión personal debido a nuestra situación, ya que no tenemos industria creo ni pesada ni ligera :shock: , solo tenemos turismo y ladrillo y el segundo esta caput, no veo que nos ayuden ya que todos los países marchan muy bien.>
(Cito a Paulus)

Jias, y si tienes industria como es el caso de algunas provincias como Castellón puedes irte a la mierda tranquilamente. si vas bien bien y si te hundes también, el gobierno no aportará ayudas ni infraestructuras ni nada que no estamos para ostias.

PERO si lo que hay que montar es un parque de atracciones como terra mítica o un marina del mor o una copa america o una formula 1 paremonos todos por favor eh? Se nos queda pequenyo el bolsillo para infraestructuras, ayudas, permisos, se lucha por conseguir la adjudicación que toque, etc.

Vaya, que tenemos el país que nos merecemos. No? Pues todos a la calle a pararlo para que lo reinicien. No os hace? Pues no quejarse.

Hm, no quedarse mucho con el ultimo párrafo que es un poco un rant. Esque estoy tratando de comprar un billete de Renfe por internet y no puedo. Hace dos meses que no puedo .... dios mío dos meses sin funcionar un servicio a nivel nacional para una entidad semi-pública.... como informático no quiero ni imaginarme las ostias que me caerían....

Re: La caida del Euribor.

Publicado: 25 Ene 2008, 14:19
por pailleterie
industria si que hay lo que pasa es que la mayoria es extranjera; por ejemplo España es uno de los mayores exportadores de automoviles europeos, pese a que no existe ninguna empresa automovilistica española, asi claro dependemos de decisiones tomadas en otros lugares. Si no me equivoco el mayor accionista de Wolswagen es un estado federal aleman (creo que Sajonia) asi que esta claro que nunca se iran de Alemania en cambio de aqui se largarán cuando les de la gana.

Re: La caida del Euribor.

Publicado: 25 Ene 2008, 15:45
por archiduque_carl
Para mis dos centavos, empiezo por pegar el texto que utilizo con los chavales para explicar el Crack del 29: UN TEXTO CLARAMENTE MARXISTA, LO ADVIERTO :mrgreen:

EXTRACTO DE LAS MEMORIAS DE MARX (GROUCHO): "GROUCHO Y YO"

Muy pronto un negocio mucho más atractivo que el teatral atrajo mi atención y la del país. Era un asuntillo llamado mercado de valores. Lo conocí por primera vez hacia 1926. Constituyó una sorpresa muy agradable descubrir que era un negociante muy astuto. O por lo menos eso parecía, porque todo lo que compraba aumentaba de valor. No tenía asesor financiero ¿Quién lo necesitaba? Podías cerrar los ojos, apoyar el dedo en cualquier punto del enorme tablero mural y la acción que acababas de comprar empezaba inmediatamente a subir. Nunca obtuve beneficios. Parecía absurdo vender una acción a treinta cuando se sabía que dentro del año doblaría o triplicaría su valor.

Mi sueldo semanal era de unos dos mil, pero esto era calderilla en comparación con la pasta que ganaba teóricamente en Wall Street. Disfrutaba trabajando en la revista pero el salario me interesaba muy poco. Aceptaba de todo el mundo confidencias sobre el mercado de valores. Ahora cuesta creerlo pero incidentes como el que sigue eran corrientes en aquellos días.

Subí a un ascensor del hotel Copley Plaza, en Boston. El ascensorista me reconoció y dijo: - Hace un ratito han subido dos individuoss, señor Marx, ¿sabe? Peces gordos, de verdad. Vestían americanas cruzadas y llevaban claveles en las solapas. Hablaban del mercado de valores y, créame, amigo, tenían aspecto de saber lo que decían. No se han figurado que yo estaba escuchándoles, pero cuando manejo el ascensor siempre tengo el oído atento. ¡No voy a pasarme toda la vida haciendo subir y bajar uno de estos cajones! El caso es que oí que uno de los individuos decía al otro: "Ponga todo el dinero que pueda obtener en United Corporation" […]

Le di cinco dólares y corrí hacia la habitación de Harpo. Le informé inmediatamente acerca de esta mina de oro en potencia con que me había tropezado en el ascensor. Harpo acababa de desayunar y todavía iba en batín. -En el vestíbulo de este hotel están las ooficinas de un agente de Bolsa -dijo-. Espera a que me vista y correremos a comprar estas acciones antes de que se esparza la noticia. -Harpo -dije-, ¿estás loco? ¡Si esperamos hasta que te hayas vestido, estas acciones pueden subir diez enteros! De modo que con mis ropas de calle y Harpo con su batín, corrimos hacia el vestíbulo, entramos en el despacho del agente y en un santiamén compramos acciones de United Corporation por valor de ciento sesenta mil dólares, con una garantía del veinticinco por ciento. Para los pocos afortunados que no se arruinaron en 1929 y que no estén familiarizados con Wall Street, permítanme explicar lo que significa esa garantía del veinticinco por ciento. Por ejemplo, si uno compraba ochenta mil dólares de acciones, sólo tenía que pagar en efectivo veinte mil. El resto se le quedaba a deber al agente. Era como robar dinero.

El miércoles por la tarde, en Broadway, Chico encontró a un habitual de Wall Street, quien le dijo en un susurro: -Chico, ahora vengo de Wall Street y allí no se habla de otra cosa que del Cobre Anaconda. Se vende a ciento treinta y ocho dólares la acción y se rumorea que llegará hasta los quinientos. ¡Cómpralas antes de que sea demasiado tarde! Lo sé de muy buena tinta. Chico corrió inmediatamente hacia el teatro, con la noticia de esta oportunidad. Era una función de tarde y retrasamos treinta minutos el alzamiento del telón hasta que nuestro agente nos aseguró que habíamos tenido la fortuna de conseguir seiscientas acciones. ¡Estábamos entusiasmados! Chico, Harpo y yo éramos cada uno propietarios de doscientas acciones de estos valores que rezumaban oro. El agente incluso nos felicitó. Dijo: - No ocurre a menudo que alguien entre conn tan buen pie en una Compañía como la Anaconda.

El mercado siguió subiendo y subiendo. Cuando estábamos de gira, Max Gordon, el productor teatral, solía ponerme una conferencia telefónica cada mañana desde Nueva York, sólo para informarme de la cotización del mercado y de sus predicciones para el día. Dichos augurios nunca variaban. Siempre eran "arriba, arriba, arriba". Hasta entonces yo no había imaginado que uno pudiera hacerse rico sin trabajar. Max me llamó una mañana y me aconsejó que comprara unos valores llamados Auburn. Eran de una compañía de automóviles, ahora inexistente. -Marx -dijo- es una gran oportunidad. Pegaará más saltos que un canguro. Cómpralo ahora, antes de que sea demasiado tarde. Luego añadió: -¿Por qué no abandonas el teatro y olvidass esos miserables dos mil semanales que ganas? Son calderilla. Tal como manejas tus finanzas, aseguraría que puedes ganar más dinero en una hora, instalado en el despacho de un agente de valores, que los que puedes obtener haciendo ocho representaciones semanales en Broadway. -Max -contesté-, no hay duda de que tu connsejo es sensacional. Pero al fin y al cabo tengo ciertas obligaciones con Kaufman, Ryskind, Irving Berlin y con mi productor Sam Harris. Los que por entonces no sabía era que Kaufman, Ruskind, Berlin y Harris también compraban a crédito y que, finalmente, iban a ser aniquilados por sus asesores financieros. Sin embargo, por consejo de Max, llamé inmediatamente a mi agente y le instruí para que me comprara quinientas acciones de la Auburn Motor Company.

Pocas semanas más tarde, me encontraba paseando por los terrenos de un club de campo, con el señor Gordon […] El día anterior, las Auburn habían pegado un salto de treinta y ocho enteros. Me volví hacia mi compañero de golf y dije: -Max, ¿cuanto tiempo durará esto? Max repuso, utilizando una frase de Al Jolson. -Hermano, ¡todavía no has visto nada!

Lo más sorprendente del mercado, en 1929, era que nadie vendía una sola acción. La gente compraba sin cesar. Un día, con cierta timidez, hablé a mi agente acerca de este fenómeno especulativo. - No sé gran cosa sobre Wall Street - empeecé a decir en son de disculpa- pero, ¿qué es lo que hace que esas acciones sigan ascendiendo? ¿No debiera haber alguna relación entre las ganancias de una compañía, sus dividendos y el precio de venta de sus acciones? Por encima de mi cabeza, miró a una nueva víctima que acababa de entrar en su despacho y dijo: - Señor Marx, tiene mucho que aprender aceerca del mercado de valores. Lo que usted no sabe respecto a las acciones serviría para llenar un libro. - Oiga, buen hombre -repliqué-. He venido aquí en busca de consejo. Si no sabe usted hablar con cortesía, hay otros que tendrán mucho gusto en encargarse de mis asuntos. Y ahora ¿qué estaba usted diciendo? Adecuadamente castigado y amansado, respondió: - Señor Marx, tal vez no se dé cuenta, perro éste ha cesado de ser un mercado nacional. Ahora somos un mercado mundial. Recibimos órdenes de compra de todos los países de Europa, de América del Sur e incluso de Oriente. Esta mañana hemos recibido de la India un encargo para comprar mil acciones de Tuberías Crane. Con cierto cansancio pregunté: -¿Cree que es una buena compra? -No hay otra mejor -me contestó-. Si hay aalgo que todos hemos de usar son las tuberías. (Se me ocurrieron otras cuantas cosas más, pero no estaba seguro de que apareciesen en las listas de cotizaciones.) -Eso es ridículo -dije-. Tengo varios amiggos pieles rojas en Dakota del Sur y no utilizan las tuberías. -Solté una carcajada para celebrar mi salida, pero él permaneció muy serio, de modo que proseguí-. ¿Dice usted que desde la India le envían órdenes de compra de Tuberías Crane? Si en la lejana India piden tuberías, deben de saber algo sensacional. Apúnteme para doscientas acciones; no, mejor aún, que sean trescientas

Mientras el mercado seguía ascendiendo hacia el firmamento, empecé a sentirme cada vez más nervioso. El poco juicio que tenía me aconsejaba vender, pero, al igual que todos los demás primos, era avaricioso. Lamentaba desprenderme de cualquier acción, pues estaba seguro de que iba doblar su valor en pocos meses.

En los periódicos actuales leo con frecuencia artículos relativos a espectadores que se quejan de haber pagado hasta un centenar de dólares por dos entradas para ver My Fair Lady (1) (Personalmente opino que vale esos dólares.) Bueno, una vez pague treinta y ocho mil por ver a Eddie Cantor en el Palace […] Cantor era vecino mío en Great Neek. Como era viejo amigo suyo cuando terminó la representación fue a verle en su camerino. […] Encanto -prosiguió Cantor-, ¿qué te ha parecido mi espectáculo? Miré hacia atrás, suponiendo que habría entrado alguna muchacha. Desdichadamente no era así, y comprendí que se dirigía a mí. Eddie, cariño - contesté con entusiasmo verdadero-, ¡has estado soberbio! Me disponía a lanzarle unos cuantos piropos más cuando me miró afectuosamente con aquellos ojos grandes y brillantes, apoyó las manos en mis hombros y dijo: -Precioso, ¿tienes algunas Goldman Sachs? -Dulzura -respondí (a este juego pueden juugar dos)-, no sólo no tengo ninguna, sino que nunca he oído hablar de ellas ¿Qué es Goldman Sachs? ¿Una marca de harinas? Me cogió por ambas solapas y me atrajo hacia mí. Por un momento pensé que iba a besarme. -¡No me digas que nunca has oído hablar dee las Goldman Sachs! -exclamó incrédulamente-. Es la compañía de inversiones más sensacional de todo el mercado de valores . Luego consultó su reloj y dijo: -Hoy es demasiado tarde. La Bolsa está ya cerrada. Pero, mañana por la mañana, nene, lo primero que tienes que hacer es coger el sombrero y correr al despacho de tu agente para comprar doscientas acciones de Goldman Sachs. Creo que hoy ha cerrado a 156… ¡y a 156 es un robo! Luego Eddie me palmoteó una mejilla, yo le palmoteé la suya y nos separamos. ¡Amigo! ¡Qué contento estaba de haber ido a ver a Cantor a su camerino! Figurese, si no llego a ir aquella tarde al Teatro Palace, no hubiese tenido aquella confidencia. A la mañana siguiente, antes del desayuno, corrí al despacho del agente en el momento en que se abría la Bolsa. Aflojé el veinticinco por ciento de treinta y ocho mil dólares y me convertí en afortunado propietario de doscientas acciones de la Goldman Sachs, la mejor compañía de inversiones de América

Entonces empecé a pasarme las mañanas instalado en el despacho de un agente de Bolsa, contemplando un gran cuadro mural lleno de signos que no entendía. A no ser que llegara temprano, ni siquiera me era posible entrar. Muchas de las agencias de Bolsa tenían más público que la mayoría de los teatros de Broadway. Parecía que casi todos mis conocidos se interesaran por el mercado de valores. La mayoría de las conversaciones se limitaban a la cantidad que tal y tal valor habían subido la semana pasada, o cosas similares. El fontanero, el carnicero, el panadero, el hombre del hielo, todos anhelantes de hacerse ricos, arrojaban sus mezquinos salarios -y en muchos casos sus ahorros de toda la vida- en Wall Street. Ocasionalmente, el mercado flaqueaba, pero muy pronto se liberaba la resistencia que ofrecían los prudentes y sensatos, y proseguía su continua ascensión.

De vez en cuando algún profeta financiero publicaba un artículo sombrío advirtiendo al público que los precios no guardaban ninguna proporción con los verdaderos valores y recordando que todo lo que sube debe bajar. Pero apenas si nadie prestaba atención a estos conservadores tontos y a sus palabras idiotas de cautela. Incluso Barney Baruch, el Sócrates de Central Park y mago financiero americano, lanzó una llamada de advertencia. No recuerdo su frase exacta, pero venía a ser así: "Cuando el mercado de valores se convierte en noticia de primera página, ha sonado la hora de retirarse."

Yo no estaba presente cuando la Fiebre del Oro del cuarenta y nueve. Me refiero a 1849. Pero imagino que esa fiebre fue muy parecida a la que ahora infectaba al todo el país. El presidente Hoover estaba pescando y el resto del gobierno federal parecía completamente ajeno a lo que sucedía. No estoy seguro de que hubiesen conseguido algo aunque lo hubieran intentado, pero en todo caso el mercado se deslizó alegremente hacia su perdición.

Un día concreto, el mercado comenzó a vacilar. Unos cuantos de los clientes más nerviosos fueron presos del pánico y empezaron a descargarse. Eso ocurrió hace casi treinta años y no recuerdo las diversas fases de la catástrofe que caía sobre nosotros, pero así como al principio del auge todo el mundo quería comprar, al empezar el pánico todo el mundo quiso vender. Al principio las ventas se hacían ordenadamente, pero pronto el pánico echó a un lado el buen juicio y todos empezaron a lanzar al ruedo sus valores que por entonces solo tenían el nombre de tales. Luego el pánico alcanzó a los agentes de Bolsa, quienes empezaron a chillar reclamando garantías adicionales. Esta era una broma pesada, porque la mayor parte de los accionistas se habían quedado sin dinero, y los agentes empezaron a vender acciones a cualquier precio. Yo fui uno de los afectados. Desdichadamente, todavía me quedaba dinero en el Banco. Para evitar que vendieran mi papel empecé a firmar cheques febrilmente para cubrir las garantías que desaparecían rápidamente.

Luego, un martes espectacular, Wall Street lanzó la toalla y sencillamente se derrumbó. Eso de la toalla es una frase adecuada, porque por entonces todo el país estaba llorando. Algunos de mis conocidos perdieron millones. Yo tuve más suerte. Lo único que perdí fueron doscientos cuarenta mil dólares (o ciento veinte semanas de trabajo, a dos mil por semana). Hubiese perdido más pero era todo el dinero que tenía. El día del hundimiento final, mi amigo, antaño asesor financiero y astuto comerciante, Max Gordon, me telefoneó desde Nueva York. [...] Todo lo que dijo fue: "¡la broma ha terminado!" Antes de que yo pudiese contestar el teléfono se había quedado mudo...se suicidó.

En toda la bazofia escrita por los analistas del mercado, me parece que nadie hizo un resumen de la situación de una manera tan sucinta como mi amigo el señor Gordon. En aquellas palabras lo dijo todo. Desde luego, la broma había terminado. Creo que el único motivo por el que seguí viviendo fue el convencimiento consolador de que todos mis amigos estaban en la misma situación. Incluso la desdicha financiera, al igual que la de cualquier otra especie, prefiere la compañía. Si mi agente hubiese empezado a vender mis acciones cuando empezaron a tambalearse, hubiese salvado una verdadera fortuna. Pero como no me era posible imaginar que pudiesen bajar más, empecé a pedir prestado dinero del Banco para cubrir las garantías. Las acciones de Cobre Anaconda se fundieron como las nieves del Kilimanjaro (no creas que no he leído a Hemingway), y finalmente se estabilizaron a 2 7/8. La confidencia del ascensorista de Boston respecto a United Corporation se saldó a 3,50. Las habíamos comprado a 60. La función de Cantor en el Palace fue magnífica ¿Goldman-Sachs a 156 dólares? Cuando la máxima depresión del mercado, podía comprárselas a un dólar por acción.

El ir al desahucio financiero no constituyó una pérdida total. A cambio de mis doscientos cuarenta mil dólares obtuve un insomnio galopante, y en mi círculo social el desvelamiento empezó a sustituir al mercado de valores como principal tema de conversación..."

Re: La caida del Euribor.

Publicado: 25 Ene 2008, 16:07
por archiduque_carl
pailleterie escribió:industria si que hay lo que pasa es que la mayoria es extranjera; por ejemplo España es uno de los mayores exportadores de automoviles europeos, pese a que no existe ninguna empresa automovilistica española, asi claro dependemos de decisiones tomadas en otros lugares. Si no me equivoco el mayor accionista de Wolswagen es un estado federal aleman (creo que Sajonia) asi que esta claro que nunca se iran de Alemania en cambio de aqui se largarán cuando les de la gana.
Efectivamente, el Lander de Baja Sajonia. Y ya se sabe que el capital no tiene patria, pero los capitalistas, sí :)

Re: La caida del Euribor.

Publicado: 25 Ene 2008, 17:22
por Nihil
Que bueno Archi, que texto más esclarecedor, me viene a la mente un documental que vi en el canal de historia sobre la burbuja especulativa entorno al mercado de los tulipanes en Holado allá por el siglo XVII, si quieres darle la clase a tus alumnos de una manera más visual desde luego también es un buen media de enseñar lo que es un crak :-)

Re: La caida del Euribor.

Publicado: 25 Ene 2008, 20:16
por archiduque_carl
Nihil escribió:Que bueno Archi, que texto más esclarecedor, me viene a la mente un documental que vi en el canal de historia sobre la burbuja especulativa entorno al mercado de los tulipanes en Holado allá por el siglo XVII, si quieres darle la clase a tus alumnos de una manera más visual desde luego también es un buen media de enseñar lo que es un crak :-)
Je, Je, la "Tulipamanía" tambien la damos, sí. ;)