Publicado: 28 Jun 2006, 08:21
Lamentables las descalificaciones que he visto en esta página, en algún caso pienso que es para banear al infractor. En una comunidad que se ha caracterizado siempre por una educación exquisita, al menos en la inmensa mayoría de los casos, no creo que se debiera tolerar a ciertos sujetos ciertas frases y términos.
Paso a mi reflexión. Lo cierto es que opino que el futbol es como la vida. No me siento afin a esos intelectuales que rechazan el futbol con desdén, considerándolo únicamente como el panem et circenses del populacho. Creo que refleja estupendamente los caracteres de los grupos sociales, muy en especial cuando hablamos de selecciones nacionales.
Ahora nos saldrán con lo de la España cainita y con lo de el culpable es tal o cual. Es muy español lo de la búsqueda de culpables en lugar de la búsqueda de soluciones, tenemos servidas dos o tres semanas de tertulias de café (ese centro de la política española) argumentando contra Luis, que ha pasado de "está viejo" a "El Sabio de Hortaleza" (al día de siguiente de jugar con Ucrania) y ahora está condenado por el hado a volver a ser "ese viejo inepto", sino de todos aquellos que asumen tomar decisiones en esta España nuestra, en la que todos los presidentes de gobierno salen del poder apaleados y sólo tienen reconocimiento una vez muertos o en estado terminal.
También el centro del debate será si los 23 sentían los colores o no (esta es la faceta cainita, y eso porque no conocemos si son de izquierdas o de derechas, que si no se iban a enterar). Todo el mundo se puede dar cuenta que la culpa es de Pujol, que es catalán. Y de que Arconada, hace 22 años, se dejó meter un gol por Platini porque era vasco, dejandose hundir así su carrera. Y de Cardeñosa, por tener un tatarabuelo en grado segundo por parte de primo que debía ser gallego, aspecto decisivo en su aturdimiento para impulsar el balón contra Brasil. Los franceses si que sienten sus colores, pero lo cierto es que del mismito Paris debía haber dos o tres, el resto eran de una variedad cromática que mi tío de Burdeos denominaba, jocosamente, el technicolor. Pero es que hay que encontrar un culpable.
Lo cierto es que España, en estas ocasiones, sale con un terrible complejo. Uno lo capta no sólo en el campo, no tiene más que coger la radio para encontrar varias emisoras en la que el mensaje es "nos están robando el partido, porque somos españolitos y el resto se rie de nosotros", y conservamos un fatalismo senequista (que los del Atlético de Madrid denominamos "el pupas"... y es que el atlético es la realidad, por eso llevamos mejor lo de la selección. Los del Madrid y el Barça viven en la ficción de la perenne victoria) que nos lleva a esa frase que nos acaba haciendo tanto daño: "nos han eliminado, pero volvemos con la cabeza bien alta". No como esos birriosos italianos, que hacen ese juego tan rastrero y unánimemente denostado, que tienen la mala costumbre de superar eliminatorias y eliminatorias con la cabeza muy baja. Qué envidia.
Dicen que los ingleses empiezan una guerra para ganarla, mientras que los italianos (léase aquí españoles) la empiezan para terminarla y hacer la paz cuanto antes. Este asunto de la paz chica para una guerra grande.
Lo cierto es que estoy deseando que España alguna vez no se dedique a buscar culpables, que salga al campo a matar o morir, con ese plus de competitividad que tienen italianos y argentinos (a los que, por cierto, les hemos dado muchas cosas como herencia, pero no precisamente esta, que han heredado por otras vias, claro está). Que no nos fijemos en el lugar de nacimiento o en el club en el que juegan nuestros jugadores, sino que nos centremos en ganar, a cualquier precio. A ver si alguna vez dimitimos los 40 millones de seleccionadores que hay en España y nombramos a uno capaz de reconducir la mala leche nacional a no caer con honor. Aunque, no sé por qué, intuyo que tendrá que ser alguien de fuera el que inculque el feo vicio de la victoria a los nuestros...
Camille
PD: Personalmente, a partir de ahora, voy con los argentinos, con los que nos unen muchas cosas. [edito para eliminar el resto]
Paso a mi reflexión. Lo cierto es que opino que el futbol es como la vida. No me siento afin a esos intelectuales que rechazan el futbol con desdén, considerándolo únicamente como el panem et circenses del populacho. Creo que refleja estupendamente los caracteres de los grupos sociales, muy en especial cuando hablamos de selecciones nacionales.
Ahora nos saldrán con lo de la España cainita y con lo de el culpable es tal o cual. Es muy español lo de la búsqueda de culpables en lugar de la búsqueda de soluciones, tenemos servidas dos o tres semanas de tertulias de café (ese centro de la política española) argumentando contra Luis, que ha pasado de "está viejo" a "El Sabio de Hortaleza" (al día de siguiente de jugar con Ucrania) y ahora está condenado por el hado a volver a ser "ese viejo inepto", sino de todos aquellos que asumen tomar decisiones en esta España nuestra, en la que todos los presidentes de gobierno salen del poder apaleados y sólo tienen reconocimiento una vez muertos o en estado terminal.
También el centro del debate será si los 23 sentían los colores o no (esta es la faceta cainita, y eso porque no conocemos si son de izquierdas o de derechas, que si no se iban a enterar). Todo el mundo se puede dar cuenta que la culpa es de Pujol, que es catalán. Y de que Arconada, hace 22 años, se dejó meter un gol por Platini porque era vasco, dejandose hundir así su carrera. Y de Cardeñosa, por tener un tatarabuelo en grado segundo por parte de primo que debía ser gallego, aspecto decisivo en su aturdimiento para impulsar el balón contra Brasil. Los franceses si que sienten sus colores, pero lo cierto es que del mismito Paris debía haber dos o tres, el resto eran de una variedad cromática que mi tío de Burdeos denominaba, jocosamente, el technicolor. Pero es que hay que encontrar un culpable.
Lo cierto es que España, en estas ocasiones, sale con un terrible complejo. Uno lo capta no sólo en el campo, no tiene más que coger la radio para encontrar varias emisoras en la que el mensaje es "nos están robando el partido, porque somos españolitos y el resto se rie de nosotros", y conservamos un fatalismo senequista (que los del Atlético de Madrid denominamos "el pupas"... y es que el atlético es la realidad, por eso llevamos mejor lo de la selección. Los del Madrid y el Barça viven en la ficción de la perenne victoria) que nos lleva a esa frase que nos acaba haciendo tanto daño: "nos han eliminado, pero volvemos con la cabeza bien alta". No como esos birriosos italianos, que hacen ese juego tan rastrero y unánimemente denostado, que tienen la mala costumbre de superar eliminatorias y eliminatorias con la cabeza muy baja. Qué envidia.
Dicen que los ingleses empiezan una guerra para ganarla, mientras que los italianos (léase aquí españoles) la empiezan para terminarla y hacer la paz cuanto antes. Este asunto de la paz chica para una guerra grande.
Lo cierto es que estoy deseando que España alguna vez no se dedique a buscar culpables, que salga al campo a matar o morir, con ese plus de competitividad que tienen italianos y argentinos (a los que, por cierto, les hemos dado muchas cosas como herencia, pero no precisamente esta, que han heredado por otras vias, claro está). Que no nos fijemos en el lugar de nacimiento o en el club en el que juegan nuestros jugadores, sino que nos centremos en ganar, a cualquier precio. A ver si alguna vez dimitimos los 40 millones de seleccionadores que hay en España y nombramos a uno capaz de reconducir la mala leche nacional a no caer con honor. Aunque, no sé por qué, intuyo que tendrá que ser alguien de fuera el que inculque el feo vicio de la victoria a los nuestros...
Camille
PD: Personalmente, a partir de ahora, voy con los argentinos, con los que nos unen muchas cosas. [edito para eliminar el resto]