Majestad, y si como bien dice nuestro bien amado Capitán Alfonso de Uldín nos preparamos a extraer todo el oro posible de los indígenas y sirve este para potenciar nuestra flota y nuestro ejercito? Bien podríamos conseguir mucho oro vasallizando a esos pueblos paganos hasta que tengamos a bien llevarlos a la senda del Altísimo, como bien diría nuestro guía espiritual Cardenal Tomás de Ronin.

Por otro lado, y como siempre, está su Majestad en lo cierto, y como bien expuse yo mesmamente, no se puede atacar a la Pérfida sin poseer una flota capaz de derrotarla claramente en los mares.

Sin más, siempre a su servicio

Don Juan de Xesco. Almirante de la mar Oceana, Conde de Toledo y Marques de las Canarias.

Sabias palabras las de nuestro almirante, es menester atender pues a vuestras palabras y súplicas.

Majestad, como bien sabe estoy con el Almirante Xesco en cuanto a ampliar nuestra Armada y acabar con la perfida Albión. Los ingleses suponen una amenaza mas inmediata a nuestros barcos y mercantes provenientes del nuevo Mundo que los infieles berberiscos en el Mediterráneo. Si armamos una flota poderosa podemos dejar fuera de combate y evitar que husmeen colonizando tierras aún por descubrir allende de los mares reclamandolas para su pérfida reina. Por lo que considero que deberiamos expandirnos tanto al norte como al Sur con mas tropas y ejércitos. En cuanto al continente africano no estaria mal tener una pequeña armada y flota mercante para abrir nuevas rutas de comercio y colonias que nos puedan brindar productos diferentes, o aprovecharlas en masa para un futuro.

Me permito el atrevimiento de presentarme ante su majetad: mi nombre es Pedro Fonseca de Sarmiento, cristiano viejo y miembro de la casa de los Fonseca.

Tras completar mi educación en la Collège de Sorbonne parisina he pasado los últimos años en los principados alemanes realizando labores diplomáticas, siempre al servicio de grandes prohombres castellanos, pero especialmente al servicio de esta nueva nación. Es por ello que hoy me presento humildemente ante su majestad para presentarle mis servicios.

Muchos y sabios son los consejeros de su majestad y, aunque no quisiera enemistarme con algunos de los Grandes, eh aquí lo que opino de algunos temas:

- Todo el mundo cristiano conoce la devoción cristiana de su majestad. Pero en mi opinión ocupar el cargo de defensora de la fe tiene más inconvenientes que beneficios. El desarrollo económico, productivo y comercial debería ser el eje de las victorias españolas. Solamente un imperio rico en oro lo será también en ejércitos, flotas y victorias. Dejemos a los franceses que se crean los protectores de la cristiandad y se arruinen mientras se dan humos.

- Ciertamente los napolitanos se están mostrando orgullosos y poco agradecidos de contar con la alianza y protección hispana. Pero tarde o temprano cederán a los deseos de su majestad. Cuanto más poderosa sea España más posibilidades tendremos. Mi consejo es mantener la táctica y no perder la paciencia. Italia, ese avispero de reinos, repúblicas y ducados, debería a la larga someterse a la corona de Castilla y Aragón. Para ello Nápoles será el punto de partida. Sin embargo no deberíamos tener prisa por ello.

- Respecto a los pérfidos ingleses, sí, sé que sonará extraño que un hombre de diplomacia como yo use la palabra pérfida, pero, ¿acaso pueden ser denominados de otra forma los hijos de la Albión? Han osado poner un pie en la península, pero no deberíamos entrar en pánico o permitir que el ardor guerrero nos lleve por mal camino. La cabeza de un gobernante siempre debe estar fría, como ha demostrado hasta ahora su majestad. Solamente se debe declarar la guerra cuando se sepa que se puede ganar con las menores pérdidas. Por el momento recomendaría una alianza con Portugal para evitar que la cosa vaya a más.

- El Nuevo Mundo abre sus tesoros a los conquistadores españoles sin que ninguna otra nación europea pueda competir con nosotros. Mi recomendación es centrar los esfuerzos más inmediatos en colonizar con la cruz o la espada a los nativos. Así, cuando los ingleses, u otros, lleguen a América ya no les quedará demasiado por conquistar. Aprovechemos esta oportunidad, las guerras europeas pueden esperar.

Damos la bienvenida a la corte a D. Pedro Fonseca de Sarmiento, noble personaje que ha despertado el interés de la emperatriz.

¡¡ Nos honran con estos planes estratégicos para con el reino imperial de España !! La emperatriz escucha todas y cada una de vuestras palabras, ninguna cae en el olvido ni en saco roto. Todas pueden aportar grandes beneficios si se saben explotar y derimir cómo y cuándo ejecutarlas.

La reina y emperatriz se retira a sus aposentos !! (en la mesa de la emperatriz queda extendido a la luz de unas velas un papiro donde se aprecian trazas a modo de fronteras, islas, reinos, .... En él hay algunas anotaciones que en breve formarán parte de la historia. Pero ... no adelantemos acontecimientos)

D. Francisco de Gasán (en nuestros registros debe haber un error al aparecer vos como Gasón), funcionario en américa y el caribe. Os tenemos en buena estima y agradecemos pues vuestras palabras y vuestros consejos.

En breve recibiremos noticas del nuevo mundo !! Esperamos el atraque en Sevilla de la flota que cada año proviene de las colonias con los cargamentos de oro y mercancías valiosas.

Realmente es preocupante el tema de Francia. Creo Majestad que habria que mejorar relaciones con Francia. Francia en principio seria una buena opcion para protegernos de invasiones por tierra, en cambio esa misma barrera podria dificultar nuestra expansion de la Fe. Que relaciones mantiene Francia con el Papa Majestad?, lo digo por la posibilidad de mandar agentes para ablandarla con objeto de hacerla enemiga de la Fe y poder solicitar una cruzada. Eso la debilitaria y nos daria un respiro para centrarnos en Inglaterra o en la expansion de la Fe por tierras de paganos. .


Dios bendiga a Su Majestad.

Fíjate si tienen buena relación que son los Defensores de la Fe Cristiana !!!