TURNO 30
Segunda semana de enero
La guerra, por norma general, destruye muchas de tus convicciones y valores, la brutalidad y los métodos utilizados en ella, para conseguir la victoria no tienen ni un atisbo de caballerosidad. El traslado de la LSSAH a nuestras nuevas posiciones, conllevó un inevitable aumento de accidentes y bajas, muchas de estas causadas por la inusitada actividad de los francotiradores enemigos.
Aquellos fantasmas con su equipo blanco, invisibles a nuestros ojos causaron en apenas 3 días, 29 bajas en nuestra Brigada, cuando permanecíamos en el frente debíamos ser extremadamente cautelosos con nuestros movimientos. Había un dicho que solíamos decir continuamente; “agacha la cabeza, o la perderás”.
Nosotros también disponíamos de esas figuras fantasmagóricas, personalmente no conocí a ninguno hasta aquella tarde de un 9 de enero de 1942, su inconfundible insignia le identificaba como un arma de combate mortal.
Por norma general, cada pelotón de infantería disponía de un tirador, considerado de élite. Eran soldados normales con una especial habilidad para hacer blanco, se le dotaba de un rifle perfectamente calibrado y una ración extra de snaps. Sin embargo llegar a convertirse en francotirador era una tarea muy diferente, puesto que debían licenciarse en una escuela a tal efecto, en la cual la instrucción y las cualidades requeridas para el candidato eran muy elevadas.
En las Waffen SS, la escuela de oficiales de Bad Töldt tenía su propia escuela de francotiradores, todos ellos soldados veteranos con rango de suboficial.
Aquellos hombres solitarios debían tener unos nervios de acero y una capacidad de camuflaje total y absoluta, un 90% de su supervivencia dependía de ello más que de sus habilidades para el disparo.
Como digo, aquella fría tarde….mejor dicho aquella gélida tarde de enero me pidió fuego una figura enjuta y adusta, completamente vestida por completo de blanco, su rostro apenas visible por un pasamontañas también blanco, miraba con atención mi cajetilla de tabaco sin estrenar, mientras le prendía el pitillo.
No pude aguantar la tentación y le pregunté por el equipo que utilizaba para su misión. Rápidamente me mostró orgulloso su impecable K98 y su mira Karl Zeiss de 6 aumentos.
A mis atribulados ojos no se le escaparon las 31 marcas que adornaban la culata a medio camuflar de su arma, así que le pregunté, cuánto tiempo llevaba haciendo tan importante trabajo. 2 meses me respondió.
Aun a pesar de su prisa inicial, se sentó un rato conmigo y comenzamos a charlar, apenas apartaba su mirada del frente, siempre atento, siempre al acecho, sin duda era un profesional , el cual, sin embargo prefería hablar de su familia, procedente de un pueblo cercano a la frontera austríaca.
Aquel hombre solitario y todos los que como el servían en el frente, eran el terror de cualquier soldado. Un solo tiro solía ser suficiente para acabar con un eficaz combatiente. Los enemigos diezmaban a todo suboficial u oficial alemán que tuvieran a tiro, los nuestros preferían a los escasos operadores de radio soviéticos que operaban a nivel de batallón. Un sistema de mando tan rígido como el ruso era muy vulnerable cuando se cortaba por algún eslabón aquella cadena de mando.
De cualquier modo aquella micro-historia era sin duda eclipsada por los sucesos del frente. Mientras nosotros continuábamos sobreviviendo a aquel frío en posiciones defensivas con escasa actividad. Nuestros compañeros continuaban sufriendo la implacable agresividad del ejército rojo.
El eje principal de la ofensiva soviética en el Heeresgruppe Sud, se centraba en el sector de Kharkov y en las defensas del 17º Armee. El último ataque, según nos comentaron, fue tan brutal que desarboló por completo las defensas del III cuerpo rumano y el XI Armeekorps alemán. El resultado de ello fue el cerco de la 24 Infanterie división así como de dos maltrechas divisiones rumanas. Era necesario hacer todo lo posible para rescatarlas, no podíamos dejar a aquellos camaradas a merced del frio y de un enemigo tan despiadado. Lamentablemente nosotros no seríamos los elegidos para liderar el ataque.
Los ataques rusos de la semana anterior, a cargo de los ejércitos: 9º, 50ª y 3º de Choque habían sido aterradores, los rumores hablaban de más de 300.000 hombres y cerca de 500 carros de combate, los cuales habían pasado por encima de nuestras posiciones, dejando aisladas a las tres divisiones antes mencionadas.
Tres potentes brigadas acorazadas cerraban el anillo entorno a esos hombres, a los que dábamos ya por condenados. Pero el comandante del 17º Armee ya no era aquel general indeciso llamado Stupnägel, ordenó, aun apesar de las dificultades reunir 4 divisiones de infantería del XI y LIV Armeekorps, apoyados junto a la nada despreciable cifra de 722 cañones de todos los calibres.
Sabíamos que la batalla sería dura y decisiva cuando vimos a los mas de 200 aparatos de la luftwaffe sobrevolar nuestras cabezas camino del objetivo. Ni el intentos frio nos detuvo cuando mis hombres y yo vitoreamos aquel alarde de fuerza aun en una situación tan dura como la que vivíamos.
La batalla en tierra y en el aire debió ser impresionante, pero el resultado fue aun más, pues según nos comentaron, conseguimos liberar a nuestros kameraden....
Para apuntalar la situación, el general Black, comandante del Heeresgruppe Sud en sustitución de von Rundstedt odenó desplazar a la 16ª Pz en apoyo del 17º Armee, con la intención de dar mas solidez al flanco sur.
El resto de los sectores del frente se mantenían con diversa suerte, pues el mariscal Bletchkov estaba jugándose el todo por el todo contra nuestras castigadas defensas…. Si al menos este frio tan criminal se suavizase un poco…
El Heeresgruppe Nord continuaba impertérrito, sin duda tanto el 18º como el 16º Armee habían hecho desistir a nuestro enemigo de la idea de continuar presionando al oeste, de cualquier modo no se debía bajar la guardia, pues en cualquier momento, Bletchkov podría volver a la carga.
La situación sin embargo, según nos habían comentado los auxiliares de la luftwaffe, era mucho mas complicada en el Heeresgruppe Mitte, ya que, si bien es cierto habíamos rechazado sangrientamente todos los asaltos que sobre el había lanzado el enemigo, había un punto en el que nuestras defensas flaqueaban. La ciudad de Kaluga, era el inevitable objetivo a conquistar por parte soviética. Para ello lanzó una operación aerotransportada, de brillante manufactura . La 22ª Bgda paracaidista se lanzó tras perder 39 de los aparatos de transporte que la trasladaban al frente, con el objetivo de sembrar el caos en la retaguardia del XLVI Panzerkorps, el cual fue atacado inmisericordemente por el enemigo.
Aquello lo veíamos como una de esas novelas radidas por la radio-Berlín de antes de la guerra. Nuestros kameraden de transmisiones nos comentaron que el XLVI Pzkorps, junto al XXIV Pz Korps, el cual se encaminaba al sur para apuntalar nuestras defensas, lanzaron un contraataque demoledor contra los paracaidistas y las bgdas acorazadas de vanguardia. Estábamos demostrando que este maldito invierno, que esta maldita tierra no nos arrebataba los ánimos de luchar y vencer por el Reich
Más al sur la situación se complicaba dia a día. Innumerables formaciones de infantería y carros se dirigían a explotar la ruptura de las defensas del 2º Armee, el cual aun contando con el poderoso apoyo del 4º Panzerarmee, apenas podía aguantar la marea roja que se le echaba encima.
La reacción de nuestras tropas, a pesar de lo difícil de la situación fue encomiable. Aunque no nos encontrábamos en aquel infierno directamente, podíamos imaginar que aquellos hombres se enfrentaban a una situación muy comprometida. Según nos dijeron fue absolutamente encomiable como reaccionaron nuestras fuerzas en el sector.
No obstante con valor no se ganan batallas, se ganan con capacidad de reacción, número, material y como no, con profesionalidad. En camino estaban 4 divisiones de infantería frescas, venidas directamente de Alemania, las cuales apuntalarían el sector, frente a posteriores asaltos enemigos.
Según nos comentaron…. Kurks y Orel sería muy difícil mantenerlas una vez sus flancos fueran rebasados. Esa fue la razón por la que Guderian cedió el XXIV Pzkorps al 4º Panzerarmee.
La semana había sido sangrienta para ambos bandos, según nos informó un oficial de enlace del Abwehr, los rusos habían tenido más de 100.000 bajas una vez más, la diferencia era que ellos podían, una vez más aguantar esas desoladoras pérdidas, ya a nosotros cada vez nos era más difícil conseguirlo. Este maldito invierno no va a terminar nunca.
Querida Eva
Una semana más lejos de ti, sé que mi obligación es ser optimista, al menos con nuestros hombres. Afortunadamente contigo puedo ser yo mismo. Este maldito frio se mete en los huesos, sin embargo cada vez lo combatimos con mejor fortuna, atrás han quedado esas espantosas primeras semanas de ventisca, en donde los hombres morían sin apenas ropa de abrigo, que maldito derroche de juventud, no es justo para un soldado morir así.
Me encantó la foto que me enviaste con tus compañeras de la fábrica, me alegra pensar que en la patria sigue reinando el optimismo, vosotros con vuestro esfuerzo y pundonor sois nuestros pilares aquí en el frente. ¿Fuiste al médico para preguntar por ese dolor de espalda?, por favor no lo dejes pasar.
Siempre tuyo, te quiere tu Hubert