Volviendo al tema central, que no es otro que el plátano canario se va al garete. Varios elementos para su análisis.
Durante siglos, desde la conquista peninsular, Canarias vivió de sucesivos monocultivos agrarios: la caña de azúcar, el vino (que hace unas décadas volvió, y está bueno, coño), la cochinilla (otra que tal, porque se emplea como sustituto de los colorantes artificiales en artículo "ecológicos"), etc hasta llegar al plátano, que se instauró sobre la década de los veinte del pasado siglo.
Una historia de los monocultivos canarios aquí:
http://www.gevic.net/info/contenidos/mo ... &idcon=600
Estos monocultivos subían y bajaban según las necesidades del mercado. Por ejemplo, la caña de azúcar tuvo una época de prosperidad justo después de la conquista, en los siglos XV y XVI. Pero cuando se empezaron a explotar las nuevas colonias americanas, se hundió porque era más rentable cultivar en América donde entre otras cosas había más agua, esencial para la caña de azúcar.
El plátano, por desgracia, lleva décadas viviendo en una irrealidad. En lugar de actuar como cualquier otro monocultivo, y dejar paso a otras alternativas ante la competencia externa (por suerte, se prueban muchas cosas fantásticas como aguacates, mangas, etc), se resiste en adaptarse tirando de la presión en Bruselas (el lobby platanero canario es superfuerte, ¿dónde se ha visto una protesta tan organizada, con azafatas, bolsas con logotipo y todo?) y del ultra subvencionismo, amparándose en algo con lo que no estoy de acuerdo, que es la vinculación cultural y paisajística del plátano, que me parece una excusa de lo más endeble. Lo lógico sería que el plátano viera reducido de manera espectacular su cultivo, y más teniendo en cuenta que es una planta con alta exigencia en agua, un bien no muy abundante en las islas. No digo de desaparecer, porque la variedad canaria tiene sus particularidades (es más pequeña que la banana caribeña, y no vale hacer chistes, pero mucho más sabrosa, y aquí sí que pueden hacer chistes), sino de adaptarse. Y después de la última decisión de Bruselas, parece que no quedará otra.
Sobre la eterna crisis agrícola occidental, una curiosa visión de Los Sabandeños en absoluto alejada de la realidad, si no, miren las diferencias entre el precio de compra al agricultor y el de venta al consumidor.
¿Quién es ese elegantísimo,
orondo y gran caballero?
-Ése es un intermediario
en el negocio frutero.
¿De quién es ese palacio,
orgullo del pueblo entero?
-Ése es un intermediario
en el negocio frutero.
¿De quién es ese automóvil
tan lujoso y tan ligero?
-Ése es un intermediario
en el negocio frutero.
¿De quién es ese vapor,
de quién es ese velero?
-Pues, eso es un intermediario
en el negocio frutero.
¿Quién fue el que emprendió viaje
a Madrid y al extranjero?
-Pues, ése es un intermediario
en el negocio frutero.
En el negocio frutero,
en el negocio frutero,
es todo un intermediario,
en el negocio frutero.
¿Quién es ese potentado,
quién es ese consejero?
-Esos son intermediarios
en el negocio frutero.
¿Quiere darme cinco duros
para comer, caballero?
-¿Quién sos tú?
-Yo soy un pobre del campo
agricultor platanero.